Pulchra, Leonina y nocturna
|||| Está ahí. Siempre a la espera. Preside la ciudad a la intemperie de los cambios pero ha tenido suerte. Se sostiene pese a los achaques típicos de la edad. Como si tuviera una mala salud-¦ de piedra, que no le permite hacer muchos alardes pero se conserva. Es un milagro este eje de León que atrae a propios y extraños, este imán histórico, gótico, que se mezcla con la posmodernidad sin caer en el juego de las apariencias. Han intentado rodearla pero no han podido. Se escabulle. Brilla. Los niños creen que antes de nada estaba la Catedral. Los mayores piensan que a pesar de todo, ahí sigue. Ha oído de todo y la han visitado de todas las formas.
Japoneses organizados y clientes del Húmedo que, de repente, alucinan, y no es el vino, es la Catedral. Vive sola en la noche y a partir de ahora se podrá ascender al arte desde la plataforma para contemplar a la Pulchra, Leonina y nocturna. Serán noches de piedra y vidrio.