Limonada de campeonato

|||| Muy buena tiene que ser para ganar el concurso en dos de las seis ediciones celebradas hasta ahora y quedar segunda en otra ocasión, justamente el año pasado. La limonada presentada por La Vinatería , popular y animado establecimiento hostelero de Villablino, se adjudicó de nuevo la victoria en el concurso de carácter provincial que organizan el Hotel Quindós, Televisión de León y Punto Radio, y que en esta ocasión reunió a una veintena de elaboraciones muy diferentes, como corresponde a los gustos extraordinariamente dispares y a criterios absolutamente encontrados en cuanto a la fórmula... por supuesto, siempre personal, secreta, heredada de la abuela y única, claro. La mejor de todas. El concurso de este año, que reunió en el jurado a veintidós maestros en el arte de la cata, aportó la singularidad de dos elaboraciones a partir de vino blanco. Sin embargo fueron las clásicas las que apuntaron más alto y cuatro de ellas sobresalieron frente a las demás. Ganó la de La Vinatería, de Villablino, pero también estaba muy buena la del bar Lancia , del barrio de Pinilla, que fue segunda, e incluso la clasificada en tercer lugar, de la cafetería El Valenciano, de la plaza de Santo Domingo. A la vista de la procedencia de las muestras sí merece la pena destacar que la participación, con ser menor en esta ocasión -”debe ser que la crisis afecta hasta estos extremos-”, está muy consolidada y año a año repiten los participantes. No faltó casi ninguno de los anteriores ganadores, aunque para alguno de ellos el triunfo fue un lastre importante al ver multiplicado el trabajo en los días que siguieron a la publicación de los resultados, que por el momento configuran el siguiente palmarés, con referencia de año y ganador: 2004, es decir la primera edición, bar El Infierno ; 2005, bar Bellavista ; 2006, La Vinatería; 2007, el bar Fornos ; 2008, cafetería Victoria, y 2009, de nuevo La Vinatería . El concurso cumplió una vez más los dos objetivos más importantes: potenciar una de las tradiciones leonesas más arraigadas y, como no se trata de sentar cátedra, sino de elegir la que más guste, conseguir que también el jurado pase un buen rato sin entrar a debatir sobre la pregunta del millón: ¿se puede afirmar categóricamente que la limonada y la sangría no son la misma cosa? Le quedó a Jose Quindós esa duda sin resolver. A los demás, participantes y jurado, les ha de quedar la certeza de la honestidad del concurso y el debido agradecimiento por las atenciones prestadas. Por él y por Susi, claro.