El agua no se reconoce como un derecho fundamental del hombre
Sólo 19 de los 190 países asistentes al Foro Mundial del Agua defendieron esta iniciativa, que unicamente aparece recogida en un anexo a la declaración aprobada. En el texto se afirma que sólo una gestión planificada mitigará las sequías y que
|||| Reconocer o no que el acceso al agua y al saneamiento sea un derecho humano ha sido el aspecto más polémico del texto aprobado por los 190 países asistentes al V Foro Mundial del Agua celebrado en Estambul (Turquía). Tan sólo 19 países, liderados por España, defendieron su inclusión por parte de Naciones Unidas y sólo consiguieron que aparezca recogido en un anexo a la declaración aprobada. Entre los países que apoyaron la propuesta española se encuentran Bolivia, Paraguay, Uruguay, Marruecos, Guatemala, Ecuador, Cuba, Chile y Venezuela, que se han comprometido a realizar las acciones necesarias para la implementación progresiva de ese derecho.
En la llamada Declaración de Estambul se ha reconocido la necesidad de que exista una seguridad para el agua, así como los cambios globales que impactan sobre ella como el crecimiento de la población, las migraciones, las urbanizaciones, el cambio climático, la desertización, las sequías y la degradación.
Gestión de las sequías
Los asistentes pusieron el énfasis en los esfuerzos necesarios para alcanzar los Objetivos del Milenio en el 2015 y con ello mejorar el acceso al agua limpia y segura, al saneamiento y la higiene y al buen estado de los ecosistemas, todo ello en un contexto de gestión integrada de los recursos hídricos. También se abordó la necesidad de responder a los desastres, tanto naturales como los inducidos por el hombre, especialmente los más frecuentes como inundaciones y sequías.
El texto final ahonda en la necesidad de estrategias financieras y sostenibles para apoyar a las economías en transición o a aquellos países en vías de desarrollo. También se reconoce que el agua es una cuestión horizontal que afecta a multitud de sectores y servicios, con el compromiso de transmitir el mensaje a todos los niveles políticos. El documento recoge, además, que la clave para garantizar una correcta gestión de la sequía es la toma de conciencia sobre la imposibilidad de combatir y mitigar sus efectos sin una gestión planificada.
La encargada de redactar y defender esta propuesta fue Elena Espinosa, ministra de Medio Ambiente de España, quien afirmó que, «también es necesario promover una gestión conjunta de las aguas superficiales, subterráneas y costeras a nivel de cuencas hidrográficas». Señaló, además, que es precisa una implantación de instrumentos normativos adecuados y documentos de planificación, como los planes especiales de sequía, que permiten anticipar la demanda y ajustarla al recurso disponible, así como un sistema de indicadores en el que se fundarán los documentos de planificación de la sequía, que debe basarse en el seguimiento pormenorizado de las variables ambientales relacionadas con la sequía.
La responsable española destacó que el foro ha constatado que hay que seguir produciendo alimentos para acabar con el hambre, pero siendo conscientes de que la agricultura es una de las actividades que utiliza más agua, por lo que debe trabajarse para que se produzcan ahorros importantes tanto de este recurso como de energía.Otro de los temas que se trató fue la concentración de la población en zonas costeras, así como la necesidad de hacer un estudio y una planificación integrales de la utilización del agua en ellas.
También se habló de los grupos de población más vulnerables como mujeres y niños, especialmente en países en vías de desarrollo, así como de la puesta a disposición de aquellos recursos no convencionales como la desalinización y la reutilización. «Trabajar para solucionar todos estos problemas es hablar de sostenibilidad y hacerlo bajo un concepto nuevo del agua. No tenemos que pensar sólo en ella sólo como un recurso económico, sino como un bien que debemos preservar para las generaciones futuras», señaló la ministra.