Pregunta
|||| Está demostrado. La lotería te puede tocar incluso aunque no creas en ella ni hayas jugado jamás. Ejemplo: tú naces en un país como Camboya o Malawi. Tienes la desgracia (sólo en teoría) de ser una criatura desvalida, recluida en un orfanato... Pero hete aquí que un día, con esto de la globalización y tal, llega hasta ese remoto lugar una megaestrella de Hollywood o del pop (léase Angelina Jolie o Madonna), te mira a los ojos, se queda prendada de tu infinita tristeza e inocencia y decide convertirse en tu mamá. A partir de ese momento, prepárate para soportar el vértigo de lo que se avecina; un giro de 180 grados, un auténtico seísmo existencial que bien podría resumirse en este sencillo eslogan: Del arroyo a la mansión, sin apenas transición.
Esto es lo que le ha ocurrido al pequeño David Wanda, el hijo que Madonna adoptó el año pasado. Sin comérselo ni bebérselo, la criatura ha sido en cosa de un año huérfano de madre, niño abandonado, deseado retoño de una familia riquísima y, finalmente, hijo de padres divorciados... Estos días, su actual mamá, Madonna, ha viajado con él a su país de origen, Malawi, en busca de una niña a la que también desea adoptar. Y lo ha hecho a su estilo: avión privado, legión de escoltas, abogados... Al papá de David, que aún vive, lo recibió en un hotel de lujo. Su hijito (no me extraña) ni le reconoció. Lo trató de usted, y cuando supo que el hombre (que es campesino) no montaba a caballo ni jugaba al polo, le preguntó: «¿Y tú, por qué eres pobre?». Supongo que el pobre africano no supo qué contestar. Si acaso, podría haber preguntado él a su vez: «¿Y tú, por qué eres tan rico?». Ambas preguntas tienen en realidad la misma respuesta, pero está tan llena de obscenidad que no resulta apta para un menor.