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León

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|||| La Habitación Roja, la banda valenciana de Jorge Martí, recrea en directo el Unknown Pleasures de Joy Division, el grupo del desaparecido Ian Curtis. Aunque suene a proyecto por hacer, y hasta a esos planes que se quedan en el intento, ocurrió en Madrid, sin apenas promoción, en la sala Moby Dick, este pasado 31 de marzo. Deslumbrante y arriesgado ejercicio de médium musical al que se sometieron los músicos españoles y del que salieron ilesos. Experimento serio, de arriba a abajo, que sirve para rescatar la memoria de Curtis y reivindicar la trayectoria de un grupo, como La Habitación Roja, merecedor de un lugar más destacado en el pop-rock patrio y que demostró que andan sobrados de cultura musical.

Todo viene trabado por el próximo estreno de una película que intentará contar la vida breve y trágica del líder de la banda británica, que se suicidó a los 23 años. La cinta se llama Control , y es de Anton Corbijn. Ian Curtis, aquella maldita noche, seleccionó Stroszet , filme de Werner Herzog, colocó en su giradiscos The Idiot , de Iggy Pop, y se ahorcó.

El trabajo que hasta entonces había realizado Joy Division estaba lejos del reconocimiento y la posterior condición de banda mítica, obviamente. Curtis no supo que, tal vez sin acabar con su vida, su música hubiera alcanzado altas cotas. Pero los hechos encadenados, el morbo y el romanticismo, convirtieron su obra en una de las referencias de lo que se hizo después. Detrás de ese mencionado morbo, por justicia, había un grande. Atormentado y precoz, padre a los 22 años, y fracasado antes del fracaso.

Hoy, en 2009, lo que hizo La Habitación Roja fue una exquisita recuperación de un artista que, cuando murió, trabajaba en un oficina de empleo porque la música no daba para más. Love will tear us apart . Así acabó el concierto.

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