Reivindiquemos los 89
|||| Internet no deja de sorprendernos; quizás debería decir que son los internautas enófilos con tiempo libre los que no dejan de sorprendernos. A la cantidad de páginas sobre vinos, variedades, regiones, comunidades de aficionados, catas on-line, guías para perderse y no perderse, bodegas comerciales y sitios institucionales, se ha sumado una idea nueva y cuando menos original. Se trata de 89 project. Un blog que cata los vinos con 89 puntos, es decir, los vinos que se han quedado a las puertas de la gloria.
Es de sobra conocida la afición de los americanos por las guías de vinos, las clasificaciones y las puntuaciones. En Estados Unidos los vinos acostumbran a clasificarse sobre un máximo de 100 puntos. Lo cual no significa que 50 sea la mitad de un gran vino; 50 puntos es un desastre. La verdad es que 75 ya es un desastre; ya sé que la cuenta fácil es pensar que un 75 es un 7,5, lo que traducido al lenguaje escolar que todos manejamos, es un notable sin tapujos; pero lamentablemente no es así. Nadie dice que le han dado un 75 porque es una nota mediocre. A partir de 80 empezamos a hablar de un vino decente; 85 asegura una calidad; pero el gran salto está en los 90. A partir de 90 el vino se considera excepcional. Desde aquí comienza la pugna para llegar a los 100. Pero no nos engañemos, por encima de 90 al productor le brillan los ojillos de una manera especial y a todos los demás se nos abre la boca con admiración. Y es que prácticamente da igual un 92 que un 94, un 98 que un 99; superada la barrera psicológica de los 90, cualquier cosa es buena. Es más, ese punto de diferencia de 89 a 90 vale más que cualquier otro.
Pero vayamos al Proyecto 89 que es lo que quería contarles. Este blog, creado por aficionados, se centra en un análisis pormenorizado de los ochentaynueves: esos vinos ignorados, que a falta de un mísero punto de nada viven literalmente en el purgatorio. Hablamos de esos vinos que no han alcanzado el cielo de los 90, pero tampoco han sido condenados al infierno de los 80. Reivindiquemos los 89, parece haber sido el eslogan de esta iniciativa. Esa tierra de nadie, que los periodistas desatienden y de la que los aficionados prescinden, puede estar llena de agradables sorpresas. Al menos eso aseguran los creadores de este sitio.
Su presentación es toda una declaración de intenciones: «Hay cementerios vinícolas atestados con botellas que recibieron 89 puntos, pero algunas de ellas se merecen la oportunidad de regresar de entre los muertos. ¿Qué diferencia hay entre puntuar un vino con 89 y hacerlo con 90? Las ventas. Un 90 de precio razonable desaparece de las estanterías. Un 89 que cueste lo mismo se queda allí para siempre. El Proyecto 89 invita a los escritores de vinos, críticos y bloggers a cruzar sus posts sobre vinos que han alcanzado una puntuación de 89».
Como cualquier blog tiene un formato bastante desenfadado y resulta divertido, claro y sencillo. Pero, si lo analizan en profundidad, encontrarán seriedad y rigor. Además, hay unas cuantas ideas que me parecen muy interesantes. Por ejemplo, incluyen por supuesto su opinión, pero también las notas de cata de las revistas más importantes para que podamos comparar pareceres; cruzan distintos puntos de vista, de manera que no sólo se ofrece el dictamen del experto, sino también del consumidor. Y por encima de todo, encontraremos una enorme relación de vinos de cualquier parte del mundo, también españoles.
No me canso de repetir que el mejor vino es el que nos gusta, a veces, a pesar de lo que digan otros. Los críticos no son infalibles y las guías y las revistas pueden equivocarse por más prestigiosas y reconocidas que sean. Por eso, nunca está de más escuchar otros criterios y conocer otras opiniones y para ello me gustan estos espacios independientes, al menos hasta que se demuestre lo contrario, promovidos por gente amante del vino sin más medios que su entusiasmo. Es aquí donde nos invitan a descubrir otros vinos y a abrir la mente. Lo que nunca está mal.