Diario de León

Cuando la gastronomía se convierte en espectáculo

«El Faisán Dorado» ofrece un extraordinario menú degustación de temporada

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|||| La gastronomía se convierte en ocasiones en un auténtico espectáculo. En estos casos se muestra como un arte total en el que todos los sentidos participan. Cuando se concita en un menú un cúmulo de factores positivos, cuando la imaginación, la técnica y el buen gusto se combinan para convertirse en una feliz comida, ninguna de las demás artes es capaz de ofrecer tantas satisfacciones.

Claro que esto no es sencillo, hay que contar con un cocinero experto y dedicado intensamente a su labor. Con unos ayudantes eficaces. Con un espacio cómodo y acogedor. Con unas materias primas exquisitas, y una compañía agradable-¦ en ese caso todos estamos de acuerdo en que el culinario es un arte de muchos quilates.

La pasada semana visitábamos El Faisán Dorado, el restaurante que ahora dirige el joven cocinero Rodrigo García Fernández, un auténtico artista de los fogones que vive solamente para llevar su cocina a lo más alto. Y en el Faisán nos encontramos con un menú degustación de temporada que es una auténtica maravilla. En él se combinan las citas a lo tradicional, con una auténtica exhibición de nueva cocina. Pocas veces nos hemos encontrado con platos tan redondos, con manjares tan exquisitos y, quizá lo más importante, con elaboraciones tan sencillas. La sencillez, la falta de ocultaciones, significa mucho para un profesional que quiere, simplemente, hacer la mejor propuesta con cada elemento. Una carne sólo debe saber a carne. Un pescado solamente debe de ser el resultado de la conjunción de todos los aromas y sabores de las profundidades marítimas. Unas verduras no necesitan más que la verdad de la tierra donde nacieron. Y así todos y cada uno de los elementos en los que se basa una carta o, como sucedió en este caso, un extraordinario menú degustación.

El espectáculo comienza en El Faisán Dorado , con unos apetitosos bocaditos en forma de aperitivo. Un bizcocho de ajo, con pulpo, pimiento y ñoras, una agradable manera de saborear el pulpo de una forma distinta. Un sushi de salmón con aguacate y wasabi, que nos trasladan a los misterios culinarios de oriente. Y, como final, una delicada sopa de calabaza y mandarina, que acaba de situar en su sitió los jugos gástricos del comensal.

Y comenzamos el viaje al universo de los sabores con la clásica Ensalada Cesar, ya saben, básicamente lechuga salsa de anchoas, costrones de pan-¦

Seguimos con un manjar eminentemente leonés, un Ravioli de botillo, berza y trufa, en el que Ramiro demuestra como algo tan contundente como el botillo puede, conservando su genuino sabor, se puede convertir en una delicatesen.

Aunque mucho más delicada es la bosa de verduras taandorí. Se trata de meter en una bolsa para horno una selección de las mejores verduras del mercado convenientemente troceadas, añadir la salsa, muy especiada, y dejar que los sabores se mezclen en las altas temperaturas del horno. El resultado al abrir el camarero la bolsa ante el comensal, es un torrente de aromas-¦ y después todos los delicados sabores de los vegetales.

En el Soufflé de bacalao una base de patatas acompaña a una hermosa tajada del lomo del extraordinario pez, en el que se añaden los ingredientes del bacalao al ajo arriero, todo en forma de un pequeño y delicioso flan.

Una de las joyas de la corona de la casa es su versión del Atún rojo, que han llamado Musac, en honor al ya célebre centro cultural de las Eras de Renueva. Vuelta y vuelta en la plancha y un acompañamiento de arroz lo convierten en un sabroso plato.

Y, finalmente, un homenaje al solomillo. Carne a la plancha y el aditamento de un helado elaborado con el estupendo queso de Valdeón. Caliente y frío, duro y blando, aromas encontrados-¦ un espectáculo total.

En los postres bizcocho de chocolate, selección de cítricos, helado-¦ no tenemos espacio en la página para describirlos. Aunque lo cierto es que hablar de estos magníficos platos es perder el tiempo, nada se puede parecer a su degustación.

Digamos que todos los días Rodrigo ofrece también un carta de diez tapas, más los correspondientes postres, un poco más económico, 32 euros y también totalmente recomendable.

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