Parador de la Gomera

|||| El Parador de Turismo de la Gomera, un establecimiento con más de treinta años de tradición hotelera y un índice de ocupación medio cercano al 80%, ha sabido ejercer su influencia sobre el cliente que busca más que sol y playa en su oferta de ocio. Este majestuoso hotel, de arquitectura isleña, invita al huésped a disfrutar de su entorno paradisíaco y a contemplar inmejorables vistas sobre el Océano, con la isla de Tenerife y el Teide al fondo.

La decoración, realizada por el equipo técnico de Paradores de turismo, ha respetado el aire colonial de la instalación, obra del arquitecto Juan Palazuelo, quién se inspiró en el misterio e historia de la isla Canaria, rememorando incluso la entrada de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción como pórtico del establecimiento hotelero.

Muebles de estilo Isabelino o colonial en zonas comunes, alfombras de fibras naturales, sobre los suelos de madera, lámparas de estilo clásico reforzadas por una iluminación de apliques perimetrales, conjugan a la perfección con el aire marinero que domina el establecimiento, donde destacan los grabados de «Guido» un artista Alemán afincado en la isla, así como una importante colección de telas históricas referidas a la historia de la isla y los descubridores.

Las 60 acogedoras habitaciones del hotel, la piscina y el jardín, exuberante y pródigo en especies subtropicales, son algunos de los atractivos que completan el interior. La muestra gastronómica se ve representada por la cazuela de pescados gomeros, los lomos de conejo rellenos y el potaje de berros.

El edificio de este Parador recibe al visitante con el afecto, señorío y hospitalidad más propio de hace tres o cuatro siglos. Está edificado en el llano de La Horca, en la entrada del puerto de San Sebastián. Esta imprescindible y grata estancia, especialmente disfrutante desde el Parador de Turismo regala al visitante miradas a las atlánticas quimeras y a los saludables ritmos isleños: con vistas a los océanos , hacia fuera; y hacia los verdes que protegen, celosos, los barrancos sobrecogedores puede el viajero iniciar el recorrido de La Gomera, que con toda seguridad le recibirá con los brazos abiertos.

Otro de los grandes atractivos del Parador de Gomera, enclavado en el llamado «Lomo de la Horca», es el gran jardín que lo rodea, abundante en especies endémicas y subtropicales, donde además de sustituir las barandillas y mejorar el acceso de los minusválidos, se ha climatizado la piscina, un buen principio para acercarse a la exuberante naturaleza de la isla, y dejarse seducir por el Parque Nacional de Garajonay.

Ricos en artesanía

Y para los visitantes acostumbrados a querer comprar recuerdos del lugar visitado, La Gomera es rica en artesanía. Desde tiempos prehispánicos se ha producido cerámica en la isla, y hoy se mantiene la elaboración con las mismas características de entonces: sin torno y con los fondos curvos. Abundan también los cestos, morteros, cachimbas y en cuanto a productos gastronómicos destacan los quesos, especialmente los de cabra.