Ventajas y riesgos
|||| Francisco Alonso-Fernández, catedrático emérito de Psiquiatría y Psicología Médica por la Universidad Complutense y autor del libro Las nuevas adicciones , habla del cibersexo como de «una de las grandes manifestaciones del narcisismo del hombre moderno», y considera que contribuye al aislamiento, a la soledad. «No seré yo quien ponga en tela de juicio las ventajas de la Red, que son muchas e importantes, pero esas ventajas llegan acompañadas siempre de ciertos riesgos. Y en el caso del cibersexo, de una más que posible adicción», asegura Alonso-Fernández.
Según sus estimaciones, más del cincuenta por ciento de los adictos a Internet «son adictos al cibersexo», un mundo «que engancha». «Es una realidad -”continúa-” no auténtica, virtual, que provoca gran atracción en personas que frente al ordenador se sienten más libres. Su potencialidad adictiva es grande, de ahí la necesidad de la prevención en su uso».
Este sería el caso de ese hombre «enfermo» del cibersexo al que Las Supremas de Móstoles se refieren en su canción. Un hombre que se pasa el día «pegado a la pantalla» de su «persé», que pone los cuernos a su pareja «con el disco duro, la pantalla y el ratón», «haciéndole el amor a una tal Pamela dentro del ordenador».
«Tu ya no me quieres, yo ya no te hago falta, que el amor internauta es un veneno sin igual», se lamentan las tres rubias y maduritas mostoleñas.