Diario de León
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León

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|||| El año 2006, en la segunda edición del Festival Ecopop, decidimos contar con Antonio Vega. Particularmente, varios de los implicados en el festival cumplíamos un Sueño. Cuando hicimos pública su presencia en el cartel sucedieron muchas cosas y no todas positivas. Y no por su parte, que cumplió con generosidad desde la primera décima de segundo del contrato.

Yo había estado con Antonio en la presentación del festival un mes atrás y desde ese día me conquistó. Era sencillo, cercano, cariñoso, amable y con el sentido del humor de los tímidos arrogantes. Y se prestó a todo tipo de promoción, incluido ese acto de presentación de Ecopop.

Antonio llegó al festival por la mañana, cuatro horas antes de la prueba de sonido. Comió, descansó y se mantuvo en un segundo plano dejando todo el protagonismo a sus músicos.

Y llegó el momento del concierto. Subió al escenario. Y en un gesto poco habitual, reunió a sus músicos en círculo. Y a modo de conjura, juntaron las manos y dieron un grito. Durante la siguiente hora y media nadie quedó indiferente a las canciones de Antonio. La gente sonreía, saltaba, gritaba, lloraba. Hubo duende, ángel, arte. Y en los bises, Una décima de segundo y La chica de ayer, con Antonio cigarro en mano, el público cantó estrofa a estrofa.

Todo esto ocurría en ¡El Hornillo! A partir de entonces mi relación con Antonio fue mayor. Nos encontrábamos en conciertos, en su oficina de contratación... Hablábamos de música, de su paso por Ecopop. Yo siempre le agradecí que ayudara a Ecopop a crecer. Antonio contestaba que el agradecido era él, que Ecopop le sirvió para tocar en otros recintos al aire libre, fuera del circuito de salas habituales.

Ahora se nos hará extraño no volver a escribir su nombre en el cartel.

Pablo García es director del Festival Ecopop

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