Tras la dieta de Gwyneth

Dime lo que comes y te diré quién eres. Este vendría a ser el eslogan de la macrobiótica moderna. Una forma de alimentarse y casi una filosofía de vida que profesan celebridades como Gwyneth Paltrow (por algo le puso a su hija el nombre de Apple), Madonna, Sting, Gisele Bundchen y Kylie Minogue, quien ha encontrado en la saludable pirámide macrobiótica (comer mucha verdura y fruta y apenas nada de carne) una forma eficaz de mimar su cuerpo tras haber sufrido un cáncer de mama.

Minogue y Velencoso, la pareja del momento, se alojaron hace unas semanas en Sha, un centro de salud y estética recién abierto en Alicante y considerado actualmente la primera clínica de bienestar basada en la macrobiótica que existe en el mundo.

Mientras la cantante australiana se sometía a una estricta dieta para depurar su organismo, su apuesto novio se entregó a los placeres culinarios de la macrobiótica hecha alta cocina de la mano del chef Pablo Montoro (ex cocinero de El Bulli), y con platos tan sugerentes como el Carpaccio de vieira sobre espuma de leche de avena, ligero puré de calabaza con bergamota, polvo de marisco y juliana de ruibarbo con un toque de limón. Y es que ante semejante propuesta casi hasta se comprende que la Paltrow no pruebe el jabugo.

Nacida con vocación de alto standing (una semana con todo incluido cuesta unos 2.500 euros), la clínica Sha toca también los palos de la medicina estética (tratamientos antiaging , genética avanzada), así como la hidroterapia o el shiatsu, pero se resiste a ser comparada con un spa o con la famosa clínica Buchinger de Marbella, porque, como dice Alejandro Bataller «en la Buchinger se hace ayuno y aquí se trata de mejorar la salud a base de comer bien». El padre de Alejandro Bataller, fundador de este nuevo centro, se convirtió a la macrobiótica (larga vida, en griego) tras haber superado un tumor digestivo, según relata su hijo, «con la única ayuda de una dieta sana, dictada por el japonés Michio Kushi», pope de este nuevo credo alimentario y actual supervisor de la clínica.

«Somos lo que comemos», sentenció Platón. Y si hacemos caso al gran filósofo podría decirse que Beatrice de Orleans es enteramente otra desde que ejerce como relaciones públicas de esta nueva clínica alicantina, que el pasado viernes celebró su inauguración oficial con una de las fiestas más sanas que se recuerdan.