El agua, una apuesta renovada por la salud
Los balnearios se muestran como una nueva forma de hacer turismo dedicado al bienestar como punto de partida
Vuelven, pero muy renovados, los balnearios; facilitar la digestión, tratar patologías respiratorias, combatir afecciones reumáticas, dermatológicas o sanguíneas y reducir el déficit de hierro y el estrés son sólo algunos de los beneficios para la salud que proporcionan los tratamientos con agua.
La masificación de los destinos turísticos y el aumento de la conciencia sobre la importancia de cuidar el cuerpo y la mente ha propiciado el resurgimiento de las actividades de ocio y tiempo libre ligadas a las propiedades terapéuticas del agua.
«Gracias a la proliferación de los centros lúdicos como los spa, el turismo de salud ha aumentado muchísimo en los últimos años y seguirá aumentando considerablemente», ha asegurado el experto en termalismo pediátrico y director médico del Balneario de Caldelas de Tui en Galicia, Elías Festa.
300 Millones de euros
y 7.500 Empleos
El termalismo genera en España unos 300 millones de euros anuales de negocio y emplea a unas 7.500 personas de forma directa, según los datos facilitados por la Federación Española de Municipios (FEMP).
Las aguas termales son aquellas que tienen una temperatura superior al menos en cuatro grados centígrados a la media anual del lugar, las mesotermales oscilan entre los 30 y los 40 grados y las hipertermales superan los cuarenta grados centígrados.
El tratamiento termal tiene fines terapéuticos, se realiza con aguas termales, procedentes de manantiales o acuíferos, o elementos como los fangos, arcillas o algas, y en muchos casos se recomienda por los especialistas médicos; «el hotel es sólo una respuesta a la necesidad de alojamiento», ha señalado Festa.
Los balnearios se sitúan en emplazamientos generalmente del interior con características geotérmicas concretas y disponen de aguas minerales con singularidades propias del suelo por el que pasan sus manantiales. Galicia y Cataluña son las comunidades que cuentan con una mayor tradición y un mayor número de balnearios, 20 y 17 respectivamente, por lo que estas regiones se han convertido en una referencia del turismo de salud en España.
Según Festa, el elemento diferenciador frente a los establecimientos con servicios «de agua corriente» que actúan como relajantes o tienen una función estética, es que «sus aguas no cuentan con el efecto terapéutico».
«El uso terapéutico de las aguas termales es anterior al uso de medicamentos», y en el siglo XIX las villas termales comenzaron a utilizarse no sólo como tratamientos terapéuticos, sino también como centros sociales en toda Europa, ha añadido este responsable médico.
Un Mar De Salud
La talasoterapia procede del gr iego «thalasa» (mar) y se ha utilizado para curar enfermedades desde hace más de 4.000 años gracias a las propiedades del agua del mar calentada a la temperatura del cuerpo humano.
«El agua de mar tiene los mismos componentes que el plasma sanguíneo en concentraciones diferentes», lo que facilita el tratamiento de afecciones osteoarticulares, dermatológicas no infecciosas, respiratorias y las relacionadas con el estrés, según ha explicado el responsable médico del complejo Gloria Palace Thalaso en Gran Canaria, Pedro Guzmán.
El tratamiento con agua salada es beneficioso sobre todo para enfermedades crónicas y lesiones, «porque la talasoterapia no puede curar la enfermedad, pero sí retrasa la aparición de las crisis dolorosas y las inflamaciones», ha añadido este médico.
Las patologías respiratorias o las derivadas del tabaquismo son tratadas con la inhalación de los vapores de agua de mar, y los ejercicios que se realizan en los centros «limpian los bronquios y mejoran la capacidad de respiración de los pacientes», ha explicado Guzmán.
Este médico ha asegurado que los tratamientos derivados del agua son «especialmente adecuados» para las enfermedades derivadas del estrés, el nerviosismo y la hipertensión «provocados por una vida rápida, ya que facilitan la evasión en el paciente y cortan la causa».