Adicciones del siglo XXI
El mundo virtual aleja de la vida real cada vez a más personas sin que muchas de ellas se den cuenta de su obsesión
Este excesivo apego a los mundos virtuales, común ya en países asiáticos como Japón, Corea del Sur o China, llamó la atención a un grupo de psicoterapeutas estadounidenses que decidieron crear el primer centro del país para la desintoxicación de usuarios de nuevas tecnologías, Heavensfield.
En las instalaciones, situadas en Fall City cerca de la sede de Microsoft (Estado de Washington), se ofrece un programa denominado «reStart» que durante 45 días somete a los pacientes a una rehabilitación en la naturaleza, con reintegración en un estilo de vida familiar y tratamiento individual sin acceso a ordenadores.
«El uso de Internet y videojuegos es altamente adictivo, es interactivo, y eleva los niveles de dopamina en el cerebro», aseguró Hilarie Cash, psicóloga fundadora del centro, quien afirmó que las probabilidades de que una persona se quede atrapada por la red son altas si uno no se da cuenta del problema y se impone limitaciones.
El programa, con un coste de 14.500 dólares, abarca desde la adicción a los mensajes de texto, la dependencia de sitios como Twitter, las subastas y compra venta en la red, el uso excesivo de chats, así como la búsqueda compulsiva de información en internet y los juegos on-line.
Esta última categoría es una de las más adictivas, especialmente cuando se trata de software de estrategia como el popular «World of Warcraft», puesto como ejemplo en la web del centro, donde se recogen los testimonios de algunos usuarios de este pasatiempo.
En un vídeo, varios jóvenes admiten que lo que empezó como un entretenimiento de una o dos horas al día terminó por convertirse en una necesidad que alteró sus vidas.
«Todas las adicciones están acompañadas de una sensación de euforia y la gente quiere volver a ese estado una y otra vez. El cuerpo se habitúa y desarrolla tolerancia, por lo que la persona necesita más y más», explicó Cash.
El portal de Heavensfield, Netaddictionrecovery.com, ofrece un test para conocer hasta que punto una persona que pasa mucho tiempo conectada a internet sufre algún trastorno derivado, algo que podrían evidenciar comportamientos como el ansia por pasar más rato en red o descuidar a los seres queridos.
Una lista de síntomas entre los que se encuentra la euforia desmedida por asuntos relativos a Internet, desazón cuando no se está conectado, mentir, caída del rendimiento escolar o laboral, alteración del sueño, problemas físicos, y sentimiento de culpa.
Publicaciones como la American Journal Psiquiatry ya advirtieron sobre la necesidad de tomar en serio los excesos del mundo virtual que deberían ser reconocidos como signos de un desorden clínico.
En un editorial publicado en el año 2008 titulado «Issues for DSM-V: Internet Addiction», el doctor Jerald J. Block hacía hincapié en la gravedad de esta «droga» del siglo XXI, que ya ha comenzado a mostrar sus efectos en Asia.
«Después de 10 fallecimientos en cibercafés y un asesinato relacionado con un videojuego, Corea del Sur considera la adicción a Internet uno de sus asuntos más importantes de salud pública», manifestó Block.
En China, más de un 17% de los adolescentes están enganchados a la red y se puso en marcha una ley que regula un máximo de tres horas al día para jugar «on-line».
En Japón el problema es similar, si bien el país nipón cuenta con un fenómeno autóctono conocido como «hikikomori», un calificativo que se aplica a los jóvenes que se aislan físicamente, huyen de las relaciones personales y pasan su tiempo encerrados viendo la televisión, enganchados a videojuegos y a Internet.