Toyota iQ, tecnología minimalista
Pequeños y sugestivos, con la tecnología de sus hermanos mayores y practicidad urbana
Un lujo en miniatura. El iQ, el más reciente de la terna, comparte cartel con otros dos minimalistas de altura en los catálogos del fabricante nipón: Aygo y Yaris, sobradamente conocidos en el mercado de compactos polivalentes por su versatilidad de uso; la mayoría de las veces, no exclusivamente circunscrito al ámbito puramente ciudadano.
Si el iQ presume de ser un rey en agilidad ciudadana, también es cierto que de necesitar un coche más espacioso (Yaris) o más económico (Aygo) es posible encontrarlos en las propuestas de Toyota. Cinco plazas para el Yaris, cuatro para el Aygo y tres adultos y un niño para el iQ (prescindiendo del maletero, eso sí).
Los tres comparten mecánica, un contenido tricilíndrico de un litro y 68 CV, unido a cambios manuales de 5 velocidades o al variador continuo CVT (el iQ) que, sin ser la bomba, cumple con las expectativas, sobre todo por sus ajustadas cifras de consumos y emisiones. Y por, como el lector fácilmente supondrá, su también contenida romana (escasamente 900 kilos).
El micro-urbano-de lujo iQ, adquiere aún mayor exclusividad por el mencionado CVT MultiDrive, un sencillo cambio automático «continuo» muy fácil de utilizar y que se muestra imbatible en recorridos urbanos. El conductor se olvida materialmente de la palanca, lo que tampoco impide seleccionar el modo que más convenga -”o nos guste-” a la hora de manejar: D (posición normal), S (sport) y B («brake») destinada, esta última al máximo aprovechamiento de la retención del motor. Leyes de cambio muy estudiadas, buena combinación cambio/grupo y la guinda: distintas tonalidades sonoras que simulan el tradicional cambio a una marcha superior. Un detalle de lo más golfo que vuelve a poner de manifiesto la filosofía exclusivista del modelo.
Eso sí, habrá que tener un poco de paciencia en el arranque desde parado, donde el mecanismo se muestra algo perezoso hasta que el motor toma el régimen de vueltas adecuado; bueno-¦ tampoco se trata de un «deportivo», ni tiene porqué serlo.
La aportación de soluciones versátiles avanzadas es otra de las características del iQ. El puesto de conducción resulta más espacioso de lo que a simple vista pudiera parecer, con una buena postura al volante y un cuadro de instrumentos funcional y sencillo, con los mandos ergonómicamente bien resueltos y práctico ordenador de a bordo situado a la izquierda de los relojes principales (velocímetro, cuentavueltas-¦).
También la pisada (comportamiento rutero) hace pensar que estamos al volante de un vehículo de mayor envergadura y prestaciones, sensación -”y realidad-” propiciada por la generosidad en el ancho de vías.
En el equipamiento superior, asociado al acabado MultiDrive, el iQ dispone de elementos tan sofisticados -”para el segmento de militancia-” como las luces y limpiaparabrisas automáticos, climatizador, asientos calefactados, retrovisores exteriores plegables eléctricamente y hasta retrovisor interior fotocromático-¦ por poner sólo algunos ejemplos.
Sólo el precio, nada contenido, puede poner en aprietos la elección; aunque, también se sabe, las exclusividades hay que pagarlas-¦ militen en el segmento que militen.
Para quienes pretendan mayores cotas prestacionales, vestidos de iQ, Toyota propone un hermano mayor: el 1.33, el cuatro cilindros de 1.329 c.c. de 99 CV (mecánica utilizada en otras realizaciones de la marca, el Auris por poner un ejemplo) que también podrá combinarse (en el 2010) con el cambio automático MultiDrive S; mientras llega, sólo se ofrece con la caja manual de 6 marchas.