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La excelente cocina del Mesón del Conde Luna

El prestigioso hotel renueva profundamente las instalaciones de su restaurante pero mantiene sus señas de identidad gastronómicas

Publicado por
MARCELINO CUEVAS
León

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La restauración siempre se ha tratado con exquisito mimo en el Hotel Conde Luna. Sus menús para grandes celebraciones son realmente célebres y han sido unánimemente elogiados. Pero el gran rincón gastronómico del Conde Luna es su mesón. En él, desde siempre, se ha con seguido mantener un difícil equilibrio entre la cocina tradicional leonesa y las nuevas corrientes culinarias, historia que tiene cada año, allá por el mes de febrero, su mejor capítulo en las Jornadas de la Cocina Autóctona Leonesa, que se han convertido con el tiempo en un clásico para los amantes de la buena mesa. Pero no vamos hoy a comentar la historia del mesón del Conde Luna, sino que vamos a intentar hacernos una idea de cómo será su futuro a partir de este momento, a partir del día en el que se ha inaugurado una nueva etapa con un cambio radical en sus instalaciones.

El nuevo Mesón del Conde Luna conserva un toque de tradición y su maravillosa cocina, pero ha sabido subirse al tren del nuevo siglo, convirtiéndose en un moderno restaurante con todas las comodidades y las señas de identidad de la nueva época. Destaca en él la creación de dos espacios destinados a comedores privados y una mejor distribución del espacio del restaurante en sí. Una decoración, pletórica de sencillez y color, anima a disfrutar de los suculentos menús del establecimiento.

Otra de las virtudes del Conde Luna es la gran profesionalidad der su plantilla, auténticos profesionales que han evolucionado con el establecimiento y que les aseguramos que están entre los más cualificados de la capital. Pero lo más importante es la estupenda panoplia de manjares que ofrecen a sus clientes. El entorno es sencillamente un complemento, importantísimo, eso sí, para un plato bien condimentado y bien servido.

Pero vayamos a lo más importante: comentarles algunos de los platos de la extensa carta del renovado establecimiento. Para picar ofrecen, entre otras delicias, unos maravillosos pimientos de Fresno con trucha marinada, dos de los productos más emblemáticos de la cocina leonesa; mollejas a la leonesa, un guiso que siempre sorprende gratamente a quienes nos visitan, cecina de León con reboja torrada, un guiño a la mejor tradición, y, por supuesto, la imprescindible morcilla de León, los mejillones con una salsa que inventó vaya usted a saber cuándo un avispado tabernero del cercano Barrio Húmedo, el pulpo con cachelos, que por algo somos parte importante en el Camino de Santiago, y unas nunca suficientemente alabadas croquetas caseras. Caseras de verdad.

Para continuar pueden pedir la extraordinaria ensalada de cigalas al aceite de albahaca y queso de León, los tallarines de pasta negra fresca con langostinos y salsa americana-¦ o platos tan contundentes como los huevos rotos con picadillo frito, el arroz con botillo y berza o los garbanzos fritos con zamburiñas, otra referencia emocional y evocadora de la cercana Galicia.

Sobre gustos no hay nada escrito, pero personalmente les recomiendo en el apartado de pescados los rapitos a la ondarresa con refrito de ajos tiernos, el bacalao al ajo arriero, la deliciosa lubina asada con textura de manzana y la ya famosa brocheta de rape y langostinos al perfume de limón, que no se hace mejor en ningún lugar de España. En las carnes destacan por derecho propio el cordelo lechal asado y las chuletillas de lechazo. Pero no hay que olvidar el estupendo y tradicional morcillo con setas, el confit de pato con salsa de miel y plátano o, para los muy comilones, el filete de toro o soberbio chuletón de buey.

Entre los postes les aconsejamos el sorbete de manzana verde, el bombón de chocolate con trufa y el milhojas con crema cocida y café. Pero hay una gran variedad donde escoger.

Digamos que a mayores, diariamente, en el Mesón del Conde Luna les ofrecerán un estupendo menú del día (20 eurosde precio) en el que siempre hay primer plato de cuchara, lentejas, habas pintas, arroz caldoso, etcétera. Y los jueves... cocido.

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