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R.S.,-¦ de transgresor Mégane

Se desconecta «todo» y llega a conducirse como un coche-¦ de carreras

Publicado por
León

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Las barras y el número en la puerta-¦ sólo eso le falta al equipamiento de serie . Es verdad que también puede acompañarse con unos Sparco-¦ pero eso queda a criterio del piloto .

En clave de efecto balsámico, «desconectable» en el más amplio sentido del término y con una enorme capacidad para hacernos creer que de verdad lo «hacemos bien» al volante, el Mégane R.S. (las siglas sin puntos están registradas) le pone las cosas tan fáciles al conductor, devenido entonces en ocasional piloto , que nada impide un disfrute -” ergo pecaminoso-” y tan sugestivo como imaginarse pueda.

Como antaño los modelos «competición-cliente», el Mégane R.S. se viste en traje de calle (Sport) o de carreras (Cup), heredero de la filosofía de fórmulas promocionales a la que tan aficionado ha sido siempre el rombo y que se traduce aquí en un coche mucho más radical, aunque nunca insoportable de utilizar.

Una suerte de oferta dual

-”la de las dos configuraciones-” que abrirá el abanico comercial del nuevo Mégane R.S. y que, de paso, subsana el error cometido por el fabricante en la anterior generación: contentar a todos-¦ para no satisfacer a nadie; si de sabios-¦ -”etc.-”, Renault ha sabido hacerlo ahora tan bien que como que el Cup viene pensado para quienes pretendan efectividad -”y disfrute dinámico-” por encima de cualesquiera otras consideraciones, pérdida de confort incluida. Aunque lo del «confort» siempre es un término relativo en este tipo de realizaciones. ¿Son menos confortables los espléndidos asientos Recaro? Nada de eso. ¿Y una excelente postura de conducción compartida con el Sport? Tampoco-¦

Así que, por 2.650 euros suplementarios, el Cup está pensado para quienes pretendan -”y disfrutarán entonces-” unos tarados más firmes de suspensión, una estabilizadora delantera más gruesa y un torsional tren zaguero más rígido. Consecuencia: nuestro protagonista se convertirá en una auténtica lapa sobre el asfalto (bien que lo comprobamos sobre el sugestivo trazado del Circuito Ascari, en Ronda). Las pastillas de freno utilizan un compuesto más duro -”olvídense de los desfallecimientos -” y las pinzas Brembo van pintadas en rojo (que no sólo hay que serlo, también parecerlo) en perfecta consonancia con las llantas (18 pulgadas, calzadas con gomas de 235/40) en negro. Salpimentado todo con el toque maestro de un autoblocante mecánico GKN, tarado al 35%, tan efectivo como compatible con la conducción diaria; una joyita, vamos, capaz de propiciar un pilotaje tan extremo como el usuario guste: se puede abrir gas sin contemplaciones, que el chasis -”algo más juguetón entonces-” lo aguanta «todo». Eso, por no hablar de la posibilidad de desconectar totalmente el ESP; entonces sí que el Mégane R.S. se convierte en una auténtica máquina que demandará, eso también, ciertas-¦ manos al volante , por mucho que el excelente guiado de la dirección permitan meter el coche justo allí donde se pone la vista.

En fin, que con un agresivo frontal, imitación a los bigotes de un F1, el Mégane R.S. Cup se convierte en un auténtico y actual «competición-cliente», fácil de pilotar y también de usar en el día a día con, además, una tarifa contenida. ¡Formidable!.

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