Diario de León

Cae el muro, llega la paz a Berlín

Se cumplen 20 años desde que en 1989 la caída del telón de acero reinventase Europa

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Rodrigo Zuleta
León

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Las elecciones de mayo de 1989 en la RDA se celebraron ya bajo el signo del paulatino deterioro del régimen del Partido Socialista Unificado (SED) que la organización de los servicios secretos, la temida Stasi, venía registrando en sus informes al menos desde 1987.

El descontento en parte de la población por los problemas de abastecimiento de víveres aumentaba e incluso los militantes del SED tenían cada vez más dificultades en defender la línea el régimen.

Los críticos del régimen solían citar con sorna la célebre frase de la propaganda oficial de «aprender de la Unión Soviética es aprender a ganar», pero ahora pensando en la Perestroika de Mijail Gorbachov cuya línea reformista no era seguida en la RDA.

El régimen del SED, presidido por Erich Honecker, procuró hacer frente a las repercusiones de la Perestroika con medidas como la prohibición de la distribución de la revista soviética Sputnik , lo que aumentó el descontento de muchos críticos.

No obstante, antes de mayo de 1989, con algunas excepciones, el descontento era algo que se expresaba ante todo a puerta cerrada o en círculos de intelectuales.

De las elecciones municipales, la oposición no podía esperar mucho. Los votantes estaban ante listas únicas que sólo podían aprobar o rechazar, pese a lo cual el régimen procedió a manipular los resultados.

Un grupo de opositores, hasta ese momento poco tenido en cuenta, logró demostrar con claridad esa manipulación que le daba al SED el 98,85 por ciento de los votos.

La denuncia del fraude hizo que la discusión se hiciera más abierta; a ello se sumó que el deseo de muchos ciudadanos de dejar la RDA resultara más fácil con la apertura hacia Occidente que se estaba dando en otros países del Pacto de Varsovia, como Hungría, que había desmontado el Telón de Acero en su frontera con Austria.

Después de un período en que Hungría cumplió al menos formalmente con el compromiso de impedir el paso de la frontera hacia Occidente a ciudadanos de la RDA, el gobierno de Budapest terminó por abrir la frontera y el 11 de septiembre miles de alemanes del este -”al final serían más de 50.000-” se dirigieron a la República Federal de Alemania (RFA) donde fueron recibidos con júbilo.

El 30 de ese mes la RDA se vio obligada a autorizar que 6.300 ciudadanos suyos, refugiados en la embajada de la RFA en Praga, emigraran a Occidente, atravesando en trenes especiales su propio territorio, lo que llevó a que en las estaciones se produjeran manifestaciones de apoyo e intentos de abordar los convoyes que viajaban hacia la libertad.

La tensión entre el régimen y los manifestantes se sentía cada vez con más fuerza y muchos temían que terminara dándose un desenlace sangriento. Muchos hablaban con temor de una «solución china» en alusión a la matanza del verano del 89 en la plaza de Tiananmen en Pekín.

El 8 de noviembre el Neues Forum sería reconocido como organización política y el 9 de noviembre Schabowski anunciaría -con un día de anticipación y para sorpresa general- la apertura de las fronteras y con ello la caída del muro de dividió Berlín, Alemania y Europa.

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