Cerrar
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Principio de conservación de la energía

Que podría traducirse así para los hombres del final de la última glaciación: «cómo hacer fuego golpeando dos piedras o frotando un palo contra una madera».

La ciencia creyó hasta casi el siglo XIX que el calor era un fluido ingrávido, que se transmitía de objeto a objeto. De hecho, explica Güémez, esa teoría funcionó razonablemente bien, hasta que un soldado metido a fabricante de armas, Benjamín Thompson, conde de Rumford, se preguntó en 1798 por qué se calentaban tanto sus cañones de bronce cuando perforaba el ánima con una broca roma.

Rumford dedujo que el calor no lo transmitía un objeto a otro, sino que era fruto del rozamiento. Era movimiento, energía mecánica.

En el Paleolítico, el hombre aplicó ese mismo principio durante milenios, al golpear pedernal y pirita para obtener una chispa o al frotar dos maderas para obtener una brasa con la que hacer fuego.

Con siglos de tecnología de diferencia, puso en práctica los mismos principios por los que funcionan un mechero o un motor diésel.

Cargando contenidos...