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CANTO RODADO

cambiamos

el desatino de tino rodríguez da escalofríos. ha declarado la guerra a la gente mayor de 40 años. ¿propondrá que la echen a los leones?

León

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No está probado científicamente que estemos entrando en la era de Acuario. Pero hay mucha que lo cree. La Tierra tiembla y, esto sí es científico, el polo norte magnético del Planeta Azul se mueve ligeramente debido a los cambios magnéticos en el núcleo terráqueo.

Vivimos tiempos de cambio. Terremotos políticos dibujan un paisaje nuevo en la sociedad esclerotizada por el bipartidismo y esquilmada por el neoliberalismo. El núcleo combativo de la sociedad revoluciona las urnas. Y la gente siente que, de nuevo, la política puede ser suya. En Europa seguirá gobernando la derecha, porque tiene mayoría, pero llegan al Parlamento Europeo aires nuevos. «Vamos despacio porque vamos lejos», decía una pancarta del 15-M.

Nunca unas elecciones europeas han tenido una lectura tan local en cada país. «El mundo está cambiando. Aquellos que tomen la iniciativa harán bien», dice un oráculo chamánico. El arco europarlamentario español ha pegado un giro, se ha movido como el polo norte magnético. La gente ha tomado la iniciativa. Sabe lo que no quiere. Y hay quien empieza a saber lo que quiere. Aunque no sabemos muy bien hasta dónde podemos llegar.

Como dice Eduardo Galeano «mucha gente pequeña, desde lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas puede cambiar el mundo». Y me aferro, una vez más, a la razón poética de María Zambrano: «Una actitud cambia el mundo». Hay esperanza. Pero, ojo, el cambio no depende de líderes por muy mediáticos que sean. El cambio depende de cada persona y de la que conciencia que ponga en ser protagonista de esa transformación.

Manadas

Tenemos la certeza de que el bipartidismo ha traspasado las líneas rojas de la decencia, del sentido común y de nuestra inteligencia. No es nuevo. Lo describió muy bien Benito Pérez Galdós a principios del siglo XX: «Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el poder son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto». Y a devorarse a sí mismos cuando el pesebre se agota. Lo estamos viendo en el PSOE. Y duele.

Cuchilladas

Es muy triste, sobrecoge, ver a un partido como el PSOE desangrarse en las urnas y, lo que es peor, acuchillarse en sus headquarters como hizo Óscar López en Valladolid con nocturnidad, alevosía y un móntón de cómplices (y cómplizas, perdón por la licencia lingüística).

No me gustó que Pablo Iglesias no se dirigiera a sus votantes femeninas en el discurso de su victoria. No me gustan las mujeres que imitan a los hombres en el poder. Y no me gustan las mujeres que ayudan a perpetuar esos modos de poder patriarcales y machistas. Y todo ésto lo estoy viendo en el PSOE. No me gusta nada.

El partido que ganó las elecciones abanderado por el cambio hace 32 años, el que hizo bailar a la gente en la calle la noche de aquella legendaria victoria del 82, se resiste al cambio. Quiere que todo cambie para que todo siga igual, pero el gatopardismo ya no funciona. Petó la máquina. Y se devoran.

A por los viejos

El desatino de Tino Rodríguez da escalofríos. Ha lanzado un grito de guerra contra la gente de más de 40 años. Sólo le ha faltado decir que a esta gente hay que echarla a los leones o al Bernesga.

El espectáculo es lamentable. Y más en la semana en que el socialismo leonés, sin edad ni condición, lloró sinceramente la pérdida de un veterano de la política que aún tenía muchas lecciones que dar: Alberto Pérez Ruiz.

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