comunicaciones
Hace tiempo que Internet demostró que es capaz de revolucionar todo lo que toca en el gallinero tecnológico. La caja tonta es la última en sentir sus efectos. Fruto de esta unión nace lo que se conoce como televisión inteligente, un concepto que promete al espectador una autonomía inédita frente a la dictadura de la parrilla de contenidos, que paulatinamente podrá trocear y consumir a su gusto.
Lo cierto es que este sistema apenas ha llegado a los hogares españoles, enredados aún con la TDT o suscritos al satélite. Un panorama que puede cambiar con llegadas como las de Netflix o TiVo, un dispositivo con años de rodaje en Estados Unidos, que desembarcará este mes en un mercado casi invisible, en el que apenas aparecen un puñado de iniciativas relacionadas como Filmin o InoutTV.
Estos servicios amenazan directamente a esos soporíferos minutos en el sofá, en los que a golpe de botón, se hace una rueda de reconocimiento de canal en canal a la espera de pescar algo que merezca la pena.
«La intención es que el usuario decida qué ver y cuándo verlo. Eso no significa que la televisión en directo no vaya a tener un gran peso, pero lo que va a crecer de forma muy notable es el consumo bajo demanda», asegura Juan Varela, analista de medios, quién cree que estas novedades han tardado tanto en llegar por culpa de «una industria demasiado rígida». «Hay dos modelos en el mercado. Por un lado el de Netflix, que ofrece ‘streaming’ de series y películas; y por otro, la televisión inteligente, que combina el contenido de las cadenas tradicionales con aplicaciones que son posibles gracias a la conexión a la Red», describe.
Esta nueva raza de televisiones —una evolución que ya experimentaron en el pasado ordenadores y teléfonos móviles— promete «un gran abanico de posibilidades» que van desde la reproducción multiplataforma hasta la programación remota, pasando por las guías interactivas o la recomendación social de los contenidos. «Aunque hay otras prioridades como las emisiones en alta definición (HD), ya se está trabajando en aplicaciones para compartir y comentar en las redes sociales lo que se está viendo», cuenta Valera.
Esto permitiría, entre otras cosas, etiquetar a tus amigos de Facebook en un partido de fútbol e ir comentando la las pifias arbitrales en directo. «Si hay algo más divertido que ver la televisión, es hablar de ella». Algunas expertos afirman que a final del 2011 los monitores conectados dejarán de ser una rareza y supondrán el 20% del parque de televisores. Sin embargo, gracias a videoconsolas o descodificadores ya se puede acceder a algunos servicios ‘online’ sin necesidad de contar con otros equipos.
Devotos
En esta línea se desarrolla TiVo, una tecnología que lleva trece años instalada en millones de salones estadounidenses, donde el cable es casi una religión. Cuenta con devotos confesos como Hillary Clinton o Collin Powell y ha protagonizado cameos estelares en ‘Padre de Familia’ o Los Simpsons.
Este descodificador —que estará disponible para los suscriptores de ONO— es a la vez grabador y disco duro, todo preparado para el almacenamiento y reproducción de contenido HD y 3D. Su ‘materia gris’ viene dada por una serie de algoritmos que permiten que vaya aprendiendo de los gustos del usuario. «El espectador lo va entrenando. Le va diciendo qué serie le gusta y cuáemás, según la comunidad de usuarios va creciendo, el sistema recogerá datos para ofrecer resultados de «búsqueda clasificados por popularidad», algo parecido al funcionamiento de Google.
TiVo se comercializará en su ‘versión 4.0’ que incluye tres vías para los contenidos de televisión. Esto implica que se podrá ver un programa y grabar otro al mismo tiempo e, incluso, parar un informativo y seguir viéndolo una hora más tarde. La cuarta vía está abierta para contenidos de Internet.