expolio

Ciento y pico años sacando la riqueza de las entrañas de León y ahora lo rematan con un expolio sangrante. Hace cuatro años, los antidisturbios cercaban Ciñera, se metían en sus calles y corrían detrás de los mineros mientras la gente les abría las puertas para protegerles de los palos. La escena se repitió varias veces.

Me recordaba a una escena de Billy Elliot, una película británica en la que un niño que quiere ser bailarín se enfrenta a los roles marcadamente patriarcales de una familia y un pueblo de mineros. El director aprovecha para contar, de fondo, las huelgas mineras de 1984-1985 frente a las políticas neoliberales de Margaret Thatcher que dio el primer hachazo al carbón en Europa.

Luchas

H ay dos luchas paralelas. La del niño contra los estereotipos de género, que alcanza su punto álgido en la escena de Dancing for dad y la de los mineros en lucha, con la apoteósica carga de los antidisturbios sobre los centenares de obreros, primero y, finalmente, sobre el hermano de Billy, atrapado en una sábana blanca que se tiñe de su sangre con los porrazos. De fondo suena London Calling, de The Clas.

Treinta y tantos años después de aquellos hechos que inspiran la película, las aulas de danza siguen llenas de niñas y los pocos niños que se inician en el baile son una excepción. La reconversión del carbón, que se inició en los años 80 en España, termina con las cuencas leonesas.

Buitres

L a película del expolio continúa en León. Hace 25 años en Ponferrada se vendían los terrenos de la MSP. Fue la mayor operación urbanístico-especulativa de la provincia. Ahora ya sólo quedan cenizas (y Cenizas es el título de la película de Carlos Balbuena estrenada esta semana en El Albéitar) y vienen los buitres a comerlas.

La puja por las Casas Bajas de Ciñera de Global Infraestructures Partners, que desveló esta semana la periodista de Diario de León, María Jesús Muñiz, llama poderosamente la atención. La banca suiza (Credit Suisse) y la compañía americana General Electric crearon el fondo hace diez años. GIP tiene participación en numerosos aeropuertos europeos y ahora llega con sus tentáculos a Ciñera. Los vecinos tendrán que superar su oferta (1,7 millones de euros) para adjudicarse las viviendas que ocupan desde hace décadas y que han arreglado con sus ahorros.

Es llamativo que el fondo de inversión se interese por las humildes Casas Bajas de Ciñera. En el barrio de San Lorenzo de Matallana, los vecinos pagaron 8.000 euros a La Vasco por su vivienda. Otras idénticas están valoradas ahora en 19.000 euros. Más del doble.

Zana

L a liquidación de La Vasco no debe pasar desapercibida para las instituciones leonesas. Hay mucho en juego. Desde un centro de formación profesional excelente hasta las concesiones de carbón. Los municipios directamente afectados (La Pola, La Robla y Matallana de Torío) deben defender los intereses de su gente. Pero hasta para eso tienen mala suerte en Ciñera. El alcalde, Juan Carlos Lorenzana, Zana, dimite porque IU no firmó en Madrid el pacto por el carbón.

Un papel mojado. Las cuencas ya son desiertos, las empresas están desguazadas y los pozos cerrados. El pacto es una pantomima para dar al carbón un certificado de muerte falso, como las partidas de nacimiento de los niños robados. Le pondrán 2018 pero fue en 2016 cuando murió la última. La Vasco. Queda La Escondida, en Caboalles de Arriba, el último hálito minero.

La pelea por el carbón está perdida. La ganó Thatcher hace 30 años. Pero hay otras batallas que librar aún, Zana. Contra el expolio y por la igualdad.