Diario de León

CANTO RODADO

machos

La línea del tiempo de la diputación necesita una excavación tan puntillosa como la que se ha hecho con los tuits de hace cuatro años

León

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Los machos eran muy útiles en la labranza. Y también en las minas. Animales fuertes y dóciles, tiraban del arado y de los vagones de carbón. Animales de carga y tiro. Fueron relevados por maquinaria de tracción y carga para todas las faenas agrícolas y también para la mina. Mucho se ha avanzado en la tecnología. La sociedad no sé si tanto. Antiguamente los chismes que se contaban en la plaza o en la barra del bar podían ser el desencadenante de peleas o enfrentamientos de por vida, y por generaciones. Ahora son las redes sociales la plaza y la barra del bar, con la diferencia de que, como dijo Cayo Tito al Senado, verba volant, scripta manent.

Mujer explosiva

L as palabras vuelan mientras los 140 caracteres de un tuit permanecen indelebles en tu línea de tiempo. Si n duda, la única respuesta inteligente al revuelo por los tuits de hace cuatro años de un concejal de Ahora Madrid ha sido la de Irene Villa, víctima de ETA, que aparecía en uno de los macabros chistes: «Mi chiste favorito es el que me define como la mujer explosiva».

Más allá de lo políticamente correcto y de lo políticamente torticero, esta mujer, que ha sufrido la violencia del terrorismo, ha puesto las cosas en su sitio —«los chistes son sólo chistes, te pueden gustar o no»— y ha dado una lección de tolerancia en un momento de discursos dogmáticos desde la atalaya del poder.

Ahí está Mariano Rajoy lanzando soflamas contra «extremistas y radicales» para calentar el ambiente como un hooligan de la política indignado por el retroceso del frente azul. El presidente es tan desproporcionado como esas polémicas artificiales que entretienen pero no llevan a ninguna parte.

Braguetazo

E l concejal, al fin y al cabo, tampoco ha entregrado su acta. Todo es un trampatonjo. Un disimulo. Así pasa con la igualdad de género. Todo el mundo está a favor. En teoría. En la práctica, quienes empezaron defendiendo las listas cremallera acaban dando el braguetazo.

Es lo que ha pasado en la elección, por llamarla de alguna manera, de los escaños de la Diputación provincial. Hay que escarbar en la línea del tiempo de la institución, con doscientos años a las espaldas, y sacar a relucir su arqueología antidemocrática y machista. Airear sus entrañas caciquiles que se reproducen, mandato tras mandato, gobierne quien gobierne. Incluso se escaquea de la Ley de Igualdad que obliga a listas paritarias en municipios de más de 3.000 habitantes, pero deja a la voluntad de los partidos una institución que representa a casi medio millón de habitantes en el caso de León.

De 25 representantes, 22 serán hombres, seguramente los más listos de cada partido, y tres mujeres, que ya veremos si se lo merecen o no, porque a una mujer siempre se la puede cuestionar (y de eso saben muy bien Victorina Alonso y Mercedes González en Astorga). En los años 80 que una mujer, dos y hasta tres entraran en la Diputación podía considerarse un triunfo. En el 2015 esta pírrica cifra es un despropósito y una humillación democrática. Los barones (y baronesas) de los partidos se retratan con las tretas del amiguismo de toda la vida.

Sin pudor

L a Diputación es un premio para ‘ganadores’ de la cuerda del que manda. La criba para acceder a un sillón es brutal. Los machos arramplan con los cargos sin pudor. ¿Por qué Ciudadanos opta por un concejal de San Andrés, municipio con más de 20.000 habitantes, en vez de por una concejala de Villaquilambre con experiencia en el gobierno municipal? ¿Por qué IU no ha tenido el coraje de darle el escaño a un minero y por qué divide el mandato a partes iguales para dos hombres y no piensa en una mujer? ¿Por qué el PSOE aparta a diputadas con experiencia? ¿Por qué el PP lleva a una sola mujer entre 13 asientos? Matías Llorente, al menos, nunca ha presumido de feminista. Él es un hombre de campo. Y de verbo claro.

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