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CANTO RODADO

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el niño les importa un bledo, lo mismo que los problemas de conciliación de la señora de la limpieza o cualquier trabajadora corriente

León

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La imagen de Carolina Bescansa en el Congreso de los Diputados con su hijo en brazos es antigua. Tan vieja como aquellos tiempos en los que mi madre nos llevaba con ella a recoger espigas y si no había más remedio cuando llegaba la época de entresacar remolacha.

Es una imagen antigua, pero refleja algo tan real que no me explico por qué se ha formado tanto escándalo en el hemiciclo. Yo creo que lo que les ha molestado es el baño de realidad. Contra Carolina Bescansa han arremetido ex ministras, feministas, soldadas, voceros de la extrema derecha... Todas y todos en comunión contra la diputada de Podemos por llevar el niño el día de la toma de posesión.

No es lícito, dicen, que una privilegiada haga ostentación del ‘privilegio’ de poder llevar a su hijo al trabajo. Dejar el niño en la guardería del Congreso era lo adecuado. Como si no fuera casi un privilegio acceder a una una guardería de pago para la mayoría de las mujeres trabajadores cuyo sueldo no supera el salario mínimo interprofesional.

Rabieta

E l niño les importa un bledo, lo mismo que los problemas de conciliación de la señora de la limpieza o de cualquier trabajadora corriente. A Carolina Bescansa, la madre, le han dicho por activa y por pasiva lo que tenía que haber hecho. Porque a las madres siempre se les dice lo que tienen que hacer, como si ellas no supieran.

Les ha molestado el niño de Carolina Bescansa porque es de Podemos. Sólo por eso. Hace cuatro años, Alicia Sánchez Camacho llevó a su hijo a la toma de posesión en el Senado y nadie dijo nada. Y eso que el niño cogió una rabieta que p’a qué cuando la mamá se acercó a la mesa para prometer el cargo.

No ha sido una polémica. Ha sido una rabieta porque acaparó más protagonismo el niño de Bescansa que la elección de Patxi López, en segunda vuelta, como presidente del Congreso de los Diputados. El niño bonito quedó eclipsado por el maldito niño.

Justicia

La legislatura ha arrancado con niños y niñas como protagonistas quizá como señal de que hay que empezar de nuevo. Gobernar con visión de futuro. Dejar un país limpio y más igualitario. Con menos corruptos y más mujeres que no tengan que optar entre maternidad y trabajo. Más justicia.

El presidente del Congreso de los Diputados, Patxi López, invitó a sentarse a su lado a la diputada socialista por León, Aurora Flórez, en avanzado estado de gestación, para que estuviera más cómoda.

Y más fotos

A hora recuerdo que al finalizar la campaña electoral la candidata socialista fue invitada a posar en una foto con un objeto que simbolizara los 15 frenéticos días en busca del voto. Y ella eligió una de las pocas prendas que tiene guardadas para su hija. A nadie le pareció que eso fuera rentabilizar el embarazo.

Ahora recuerdo esa foto de Juan Carlos Suárez-Quiñones, rodeado de niños y niñas por todas partes, para celebrar el día de la conciliación cuando todavía era subdelegado del Gobierno en León. Hijos e hijas de empleados y empleadas públicas.

El problema no es que Carolina Bescansa quisiera rentabilizar la imagen de su hijo, sino la polvareda que han montado con los ataques peregrinos que se han vertido contra ella. Y la certeza de que la maternidad es el poder más temido entre las mujeres. Por eso prefieren a los niños en casa o en la guardería. De la misma manera que el patriarcado no tolera la solidaridad entre mujeres.