Diario de León

CANTO RODADO

piteras

la ministra báñez nos condena a la caridad y lo llama solidaridad. el alcalde de león aprovecha las rentas del PSOE y se viene arriba

León

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Pasados los calores del verano volvían los quinquilleros con sus carros enlonados. Recostaban sus cachivaches en la era y esperaban. La gente les llevaba cazuelas, paraguas y ellos estañaban las piteras de la loza y enderezaban las varillas. Un viento extraño los despedía para perderse poco a poco en el invierno del tiempo. Sólo quedaba el rastro de su hoguera.

Eran un grupo marginado, aunque apreciado por sus habilidades. Los ‘quinquis’. Más dignos que muchos de los que hunden la democracia y el bienestar. Hace aguas el barco. Como el Congreso de los Diputados: gastan cuatro millones y medio en obras y abre el período de sesiones con tremendas goteras, mi hermano .

Me recordaron a aquella casa grande Valdeorras, venida a menos, con el tejado agujereado por el tiempo y la desidia. Corríamos con los baldes para recoger el agua cuando las lluvias de septiembre se colaban por toda la casa. Era inútil. La persistente humedad corrompió hasta la madera del suelo. Los magnolios contemplaban la decrepitud sin inmutarse y desdibujados en la selva del jardín.

Somos magnolios

Somos magnolios. Dijo la gran maestra, nuestra filósofa, María Zambrano, que «no tener maestros es no tener a quién preguntar, y más hondamente, no tener ante quien preguntarse». Y así es. Hicimos la transición hacia la ignorancia y el olvido. En las cunetas fueron enterrados los restos del legado regeneracionista, lo mismo que los cuerpos de los malogrados.

La clase política dominante no tiene ante quién preguntarse ni quiere preguntar a nadie y se enreda al magnolio como hojarasca asesina. Eliminan, insidian y devalúan a la escuela, por si acaso nace una flor y se abre paso en la selva. Acuchillan la igualdad de oportunidades con demagogia. Qué lejos está la sonrisa cínica de Wert de aquella confianza férrea de Calimeria Montiel, maestra y cronista: «La escuela es la única que puede regenerar España», escribía en su «guerra a muerte contra la ignorancia, la incultura, el analfabetismo, la burla y la esclavitud». Cien años hace y es ahora mismo. Un siglo sobre otro siglo. La maestra se plantó. Impartió sus lecciones en el pórtico de la iglesia de Jabares de los Oteros. Y lo contó en sus crónicas.

Con voz propia

Nos faltan Calimerias. Guitarras con voz propia en lugar de Mercedes y otras limusinas con choferes.

Luego llegó Goebbels a la Alemania de esvástica y dijo que una mentira mil veces repetida se transforma en verdad. Sentó cátedra. Rajoy niega las evidencias. Dice que ni mintió ni Copsedal le desmintió. Se enreda en el magnolio como una pita, una pitera mexicana. Y cava un agujero enorme, una gran pitera , de las nuestras, en la cazuela que es España.

No hay quinqui que la estañe. Los aniquiló el presunto progreso. La cazuela parece destinada a deshacerse, corrompida por la avaricia y la mentira. La ministra del Paro también se enreda en el magnolio, oiga ¡qué asfixia! ¡Apártese Báñez! Nos condena a la caridad y lo llama solidaridad. ¡Anda ya!

‘Missing’

Se vienen arriba en el aniversario de Pinochet. Missing. El COI los puso abajo. Llevaban el pastel repartido y sólo pusieron sobre la mesa a cup of café con leche con sobreactuación de la señora Botella ¿o se dirá Miss Bottle? Tanto colegio de pago para hacer el ridículo. Por si acaso, la Junta, don Guillermo García, da un toque a los concertados de León para que no cobren donativos. O más bien para que la gente que se atreva lo denuncie. Y se viene arriba, como el Cobri, el alcalde. Don Emilio se sube a la muralla y saca partido a Puerta Castillo. La herencia recibida del PSOE empieza a darle rentas. Administra los tiempos como el dinero las amas de casa. Estudió con beca, seguro.

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