Diario de León

PROMOCIÓN DE LA SALUD

El cannabis para el dolor no se fumará

La anestesista del Caule Alicia Alonso Cardaño prevé una regulación restrictiva de este nuevo uso 

La anestesista del Caule Alicia Alonso Cardaño. RAMIRO

León

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A finales de este año está previsto que el cannabis entre a formar parte del arsenal terapéutico contra el dolor. Una aplicación «controvertida, porque falta investigación», señala la anestesista del Caule Alicia Alonso Cardaño.

El cannabis ya está autorizado para determinados supuestos como síntomas de la fisioterapia, náuseas y vómitos y para estimular la espasticidad en personas que sufren esclerosis múltiple. También se considera útil en algunos tipos de epilepsia.

Pero en su uso para el dolor, «queda mucho por investigar» y «todavía no hay estudios que demuestren una evidencia importante», subraya la doctora leonesa.

Hay muchos estudios del cannabis, pero es muy difícil compararlos porque «no se han hecho de una forma homogénea. «Unos lo hacen con la planta entera, otros con algunos extractos (CBD, THC, terpenos...) y según lo que utilices o la combinación de ellos, tiene unos efectos u otros y no se pueden comparar», explica.

La forma de actuar del cannabis cambia mucho si se fuma, se toma por vía oral o la planta entera. Los efectos son diferentes y por eso es «muy difícil regularlo». Lo que tiene claro la doctora es que «el uso por inhalación no va a estar permitido», ya sea fumando o con dispositivos para inhalar porque «te da las dosis adecuadas como puede ser una pastilla o dispositivos como el ventolín para el asma». Como tampoco son seguras cremas que hay actualmente en el mercado ilegal sin que se sepa su composición. «Se ha generalizado la idea de que vamos a andar por ahí fumando y no es real», subraya

El uso del cannabis para el dolor se hará por prescripción médica y nunca va a ser un fármaco de primera opción. «Nuestro organismo tiene un sistema endocannabinoide propio que nos ayuda contra la inflamación y contra el dolor en ciertas circunstancias, pero precisamos un aporte externo porque no es suficiente», explica.

Lo que se sabe hasta ahora es que el cannabis no es eficaz para el dolor agudo. «Y para dolor crónico hay que investigar mucho más la combinación de sustancias y compuestos y, por supuesto, tendrá que ser controlado con prescripción médica en los pacientes en que esté indicado, que va a ser restringido».

La doctora Alonso Cardaño señala que la regulación tiene que ir basada en los compuestos que hayan mostrado mayores evidencias y que las formulaciones industriales y magistrales tengan los compuestos que dicen tener.

El control del dolor se basa ahora en una escala de tratamientos farmacológicos y no farmacológicos en función de su intensidad. «Siempre se deben utilizar en primer lugar las medidas no farmacológicas: ejercicio, rehabilitación, mindfulness, tratamientos conductuales, etc, pero el acceso a estas terapias es difícil y también hay que formar de los pacientes», comenta.

En cuanto a fármacos, la primera línea son los antiinflamatorios, paracetamol, ibuprofeno. En una segunda escala se encuentran los opioides y «vamos a ver qué efectos pueden tener los derivados del cannabis». Se espera que la regulación del uso del cannabis para el dolor salga a finales de este año o principios del año que viene. Holanda, Alemania, Estados Unidos, Colombia o México son algunos de los países que ya han regulado el uso del cannabis para una mayor garantía.

La doctora Alonso Cardaño ve con buenos ojos esta regulación aunque pronostica que su uso será muy restringido debido a que aún es controvertido por la falta de evidencia científica. «La regulación es buena para que la gente sepa lo que utiliza (todas esas cremas que hay por el mercado muchas veces solo producen efecto placebo) en este momento en que se compra tanto por internet. Son fármacos muy jóvenes», señala.

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