JOSÉ Mª PELAYO TERÁN Y YOLANDA ZAPICO. Psiquiatra y jefa de Psiquiatría del Hospital El Bierzo
«La falta de liderazgo y apoyo es la segunda causa de ‘burn out’ laboral»
ana gaitero
LEÓN
Trabajo y salud mental, un vínculo fundamental’ es el tema de la conferencia que impartió este martes en Ponferrada el psiquiatra del Hospital El Bierzo José María Pelayo Terán. Organizada por Salud Mental León en colaboración con el Ayuntamiento de Ponferrada, con motivo de los actos del Día Mundial de la Salud Mental que se celebró el 10 de octubre. La jefa de psiquiatría de este hospital, Yolanda Zapico, dirigió el debate. En esta entrevista, Zapico y Terán responden a cuestiones relacionadas con el tema.
—El trabajo se considera un factor de protección de la salud mental. ¿Cuándo se convierte en lo contrario?
—El trabajo es un ámbito más de la vida de las personas que nos es muy particular en nuestra vida social ya que otros animales no desarrollan actividades laborales como tales. Son las circunstancias de la forma en que cada uno de nosotros desarrollamos nuestro trabajo lo que puede ayudar a proteger la salud o ponerla en riesgo, del mismo modo que otras áreas de la vida como la alimentación, el ejercicio, la familia, la sexualidad, las relaciones sociales protegen y ponen en riesgo la salud en general y de forma particular la salud mental. Pero el trabajo o el entorno laboral desde luego puede ser fuente de riesgos para la salud. Existe toda una especialidad de prevención de riesgos laborales y una gran parte de ella se ocupa de riesgos relacionados con la salud mental. Estos riesgos no son solo para personas que ya padezcan un trastorno mental, sino que muchas situaciones de entornos desfavorables pueden afectar a cualquier persona, aunque la existencia de algunas condiciones previas puede hacer que seamos más vulnerables.
—¿Qué características del entorno laboral pueden suponer más riesgo?
—Algunas son propias del propio trabajo y casi inevitables, como por ejemplo el propio tipo de trabajo (los que están sometidos por definición a estrés frecuente con cierto grado de confrontación directa con otras personas, como profesiones sanitarias, cuerpos de seguridad públicos) o aquellos que suponen una organización de turnos que dificultan los ciclos de sueño vigilia (guardias, turnos nocturnos que cambian). También hay factores relacionados con la organización como el grado de percepción de los trabajadores de estar siendo supervisados adecuadamente o de tener instrucciones claras. Otros aspectos importantes tienen que ver con la distribución del tiempo y la disponibilidad de vacaciones y tiempo libre y la posibilidad de adquirir entrenamiento y promociones. Por último, hay que tener en cuenta aspectos propios de cada persona, a pesar de las características propias del trabajo, la organización de la empresa y las condiciones del lugar de trabajo o incluso la salud previa, influyen la personalidad, forma de ser y valores de cada individuo. Uno de los factores que a veces incrementan la probabilidad de sufrir síntomas mentales relacionados con estrés laboral vienen condicionados con las expectativas previas del individuo o la autoexigencia, que limita mucho la capacidad de alcanzar objetivos poco realistas generando frustración y malestar.
—¿Qué problemas de salud mental que atienden en las consultas de psiquiatría/psicología están relacionados con el trabajo?
—No se codifica específicamente. En principio, muchas de las personas con síntomas psiquiátricos/mentales en el ámbito laboral podrían ser atendidos en servicios de prevención de riesgos laborales, pero lo cierto es que la percepción en las consultas de atención primaria y en nuestros equipos de salud mental es que mayoritariamente son vistos por nosotros y que especialmente la pérdida de productividad (las bajas laborales) es motivo de derivación frecuente a salud mental. La gran mayoría de los motivos de consulta, relacionados con estas bajas, aunque no estén cuantificados son síntomas relacionados con ansiedad o ánimo bajo y los diagnósticos más habitualmente realizados son trastorno adaptativo, la presencia de síntomas de ansiedad y/o depresión en reacción a una situación estresante de duración más o menos limitada, trastornos de ansiedad o trastornos depresivos, que por otro lado son también de los trastornos más frecuentes en general.
La OMS indica que el 60% de la población es población potencialmente laboral, con lo que es esperable que lo que se observa en consultas generales es similar a lo que se observa en personas que vienen del mundo laboral.
Para dar una idea de la frecuencia de los síntomas mentales relacionados con el estrés laboral, el año pasado, en relación con un estudio con el concepto del síndrome de desgaste profesional (antes llamado burnout ) hicimos una encuesta a psiquiatras de Castilla y León, Asturias y Cantabria y contestaron 164. El burnout (ahora desgaste profesional) ha cambiado ligeramente y ahora solo se puede codificar en la CIE-11 como fenómeno asociado al mundo laboral (antes podía uno considerarse « burned out » o quemado en la CIE como estudiante o como madre, padre o hijo/a) y sigue sin considerarse una enfermedad, es simplemente un grupo de síntomas que se asocian al trabajo en las dimensiones de la fatiga, la distancia emocional (o cinismo) y la percepción de no productividad (o falta de eficacia). El 72% de los psiquiatras nos dijeron que veían frecuentemente pacientes con síntomas de fatiga/agotamiento con resultado de estrés crónico en el trabajo, un 62% referían ver con frecuencia pacientes con síntomas de distancia mental o sentimientos negativos o de cinismo relacionados con ese estrés laboral crónico y, en relación con lo mismo, un 71% referían ver con frecuencia pacientes con quejas de falta de eficacia. Hasta un 10% decían no solo que era frecuente (como ver pacientes diarios) sino que estas eran unas de las consultas más frecuentes que veían. Aunque el burnou t o el síndrome de desgaste profesional no es considerado un trastorno ni una enfermedad en sí, es un indicador importante que nos dice dónde hay una situación desfavorable y supone un riesgo si se mantiene en el tiempo de otros síntomas y problemas, de modo que es importante abordar algunos de los aspectos de los que hablamos en la pregunta previa para evitar su perpetuación y que suponga una peor salud mental.
—¿Se nota un aumento en los últimos años?
—Si medimos de forma general si han aumentado los síntomas mentales desde 2019 que es el año previo a la pandemia hasta el final de la pandemia, podríamos decir que, efectivamente se han incrementado. Además, hay un informe de la OMS que habla de un incremento de aproximadamente un 25% en cuanto ansiedad y depresión (no habla de trastornos como tales sino a estos síntomas en general) en este periodo y muchos de ellos probablemente se dan en entornos laborales. Sin embargo, no hay variaciones en los que podrían denominarse trastornos “graves”. Estas variaciones posiblemente concuerdan con noticias que han aparecido con incrementos de demandas de consultas de psiquiatría y salud mental después de la pandemia de un 20-30% en la mayor parte de centros, ya que la mayor parte de los motivos de consulta atendidos en consulta son por este motivo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que estos incrementos se producen habitualmente en periodos críticos (otras crisis, pro ejemplo) y que son más sobre síntomas que sobre enfermedades, si bien, la necesidad generada de atención satura el sistema sanitario durante periodos bastantes largos. En los últimos años, además, por un lado, el incremento de demanda se ha mantenido y está coincidiendo con una notable escasez y competencia de recursos humanos (psiquiatras, psicólogos clínicos) en todo el territorio nacional, lo que supone un reto para poder dar respuesta.
—¿Qué condiciones favorecen los problemas de salud mental en el trabajo?
— Una de las claves la daba el primer autor del burnout moderno, las demandas del trabajo, pero no solo las demandas externas como cuánto se trabaja, cuántas horas y los turnos de trabajo, sino las demandas propias. Es decir, no es solo que el trabajo sea duro, muchas horas o que haya mucho que hacer, también depende que la carga auto impuesta, si uno entra con una expectativa de logro muy elevada, es también muy probable que se frustre por no conseguir alcanzarlo, de modo que puede dar un primer paso hacia la mala salud mental.
El tipo de trabajo es importante, de modo que trabajos que exigen una relación directa con otras personas suelen ser más exigentes y generan un mayor nivel de estrés personal, es una de las razones por las que profesiones sanitarias, educativas, y otras similares se afectan de altos niveles de estrés. También la turnicidad es importante y las guardias por ejemplo o los turnos nocturnos son aspectos importantes.
Por último, dos de los factores más importantes que se asociaban a burnout en los trabajos de la encuesta de Adecco de 2023 era el exceso de trabajo («Trabajar demasiado duro») y tener que aumentar la responsabilidad después de despedir gente.
—¿Estas situaciones derivan de problemas estructurales (falta de personal)?
—La falta de personal puede ser uno de los factores que puede afectar como muchos otros, pero no es ni el más relevante ni la causa principal. Otros aspectos como la organización y la estructura como tal del trabajo son mucho más relevantes. En la medida que la falta de personal afecta a otros factores (por ejemplo, que impida el buen funcionamiento de la organización, que no permita llevar a cabo las normas habituales o que los repartos de cargas de trabajo cambien de forma desproporcionada) puede incidir, pero desde luego no es correcto que una cuestión de derechos sobre los trastornos mentales y la promoción de la salud mental se convierta en una reivindicación sindical (que si bien es lícita, deberá buscar sus propios argumentos).
—¿Influye el estilo de liderazgo en un ambiente laboral sea más o menos saludable?
—Esta es una pregunta muy interesante. Los estilos de liderazgo es uno de los aspectos más estudiados en cuanto a la motivación en el trabajo y al mismo tiempo es uno de los factores que se han encontrado repetidamente asociados con algunos aspectos relacionados con la salud mental. Un par de datos muy interesantes en este sentido. La encuesta de Adecco de 2023 decía que, como segundo factor más importante de causa de burnout , estaba precisamente la falta de liderazgo y apoyo. Un segundo dato interesante es sobre un estudio en el que participamos en El Bierzo. Durante la pandemia se realizó una encuesta en más de 9.000 trabajadores de centros sanitarios de 6 comunidades autónomas. Encontramos síntomas mentales propios de patología mental en más de un 45% de los profesionales y uno de los factores relevantes fue la percepción de falta de liderazgo y de instrucciones claras. En resumen podríamos decir que el liderazgo es importante, en el que se incluyan aspectos de información, claridad, apoyo y soporte.
—¿Existe conciencia en las empresas para afrontar esta problemática?
—Podría decirse que cada vez más. Los aspectos de prevención en salud mental se vienen teniendo en cuenta cada vez más y desde los servicios implicados en rehabilitación y las asociaciones creemos que cada vez más las empresas tienen en cuenta que las personas con trastornos mentales también son personas a tener en cuenta como empleables y con un gran potencial, interesantes para la empresa también como recurso y que pueden aportar diversidad.
—¿En qué consiste la propuesta Cuidando Bierzo?
—Cuidando Bierzo fue un proyecto que se creó a petición de la Gerencia Regional de Salud como un paquete de medidas que tenía como objetivo por un lado mejorar la motivación de profesionales que trabajan en el entorno sanitario (en el proyecto piloto era nuestra área, El Bierzo), para mantener su trabajo en el Bierzo, promocionar su bienestar y salud mental y prevenir riesgos relacionados con el incremento reciente de síntomas asociado a la pandemia. Al mismo tiempo tenía como objetivo la retención de talento profesional y potencial la marca Gasbi (o Sacyl) como empresa y fomentar una mejora en el funcionamiento del área sanitaria como equipo. Se componía de un grupo de medidas centradas en la comunicación, la detección y la prevención de síntomas mentales y la mejora de bienestar en el trabajo y lo que denominamos “10 acciones de ilusión”, cada una de ellas centrada en un aspecto lúdico, informativo, de imagen de la empresa, de motivación o de relación entre grupos dentro del trabajo. El proyecto formó parte de un trabajo de gestión sanitaria de la universidad internacional de Barcelona y nos pidieron escribirlo en forma de publicación el año pasado, es accesible online .
—¿Qué medidas se podrían poner en marcha en El Bierzo y otras áreas de salud?
—El proyecto propuesto es un ejemplo. En completo o una parte de él es posible. El propio proyecto pretendía ser un pilotaje para su extensión a otras áreas. Muchas empresas hacen iniciativas, algunas de ellas con partes de estas actividades, por ejemplo, enseñar a sus directivos a tener liderazgo o enseñar a como delegar o a hacer uso del tiempo libre (otra causa del estrés, ocupar el tiempo libre con más trabajo). Otras medidas incluyen jornadas o actividades que tienen que ver con las relaciones entre el personal o la comunicación o actividades que fomenten las relaciones o el ocio saludable, por ejemplo.
—A veces se culpa a la persona de tener un problema de salud mental. ¿Es correcto?
—Responsabilizar a las personas con problemas de salud mental de padecerlos es una creencia equivocada con la que nos enfrentamos diariamente los profesionales de la salud mental y a la que van dirigidos muchos de nuestros esfuerzos para combatirla. Está creencia parte de la extendida idea (también errónea) de que los problemas de salud mental que pueda llegar a tener una persona, solo dependen del entorno en el que se ha desarrollado y se desarrolla y de los estilos de vida que esa persona haya tenido y tenga. Ya dijimos aquí que los factores que influyen en la aparición de problemas de salud mental relacionados con el trabajo son múltiples, unos dependen del propio trabajo, de estos ya hemos hablado, y otros de la persona que los padece. Los que dependen de la persona , no quiere decir que sean responsabilidad de ella, ya que en estos se incluyen factores biológicos y de estilos caracteriales en los cuales la propia persona no ha podido influir. La responsabilidad de las personas con problemas de salud mental, que no es diferente a las de personas con otros problemas de salud, está en seguir las recomendaciones de cuidados generales para su salud, llevar estilos de vida que protejan la salud en general y la mental en particular y cumplir con las recomendaciones dadas por profesionales de la salud. Por lo tanto, podíamos considerar la responsabilidad compartida en el siguiente escenario: la empresa implementa las acciones necesarias para generar un entorno laboral preventivo y protector para la salud mental y la persona que trabaja colabora con la organización y acepta los cuidados que la empresa propone.
El estigma
Sobre las dificultades que una persona con problemas de salud mental previos, para integrarse en el medio laboral, y sobre todo las que tienen problemas de salud mental más graves, José María Pelayo Terán y Yolanda Zapico señalan que «la propia enfermedad mental, per se , genera unas limitaciones, la mayoría de las veces persistentes, en la capacidad funcional de las personas que las padecen». Además, «las necesidades en cuidados de salud de las personas con problemas de salud mental aumentan, en frecuencia de asistencia (consultas), periodos de dificultad para mantener la actividad por agravamiento de la patología(bajas)». Los psiquiatras apuntan que, es una realidad que «todas estas circunstancias hacen que la persona con problemas de salud mental acceda al mundo laboral con una serie de condicionantes, pero claramente esta realidad está sobredimensionada, creo que significativamente más que en personas con los mismos condicionantes pero no como consecuencia de problemas de salud mental, sino igual como consecuencia de otros problemas de salud, digamos más físicos». El estigma «está sobredimensionado en el prejuicio que tiene el mundo laboral de que las personas con problemas de salud mental van a ser menos capaces de un desarrollo laboral adaptado y aceptable». «El mundo laboral genera un entorno muchas veces difícil, competitivo, más exigente que otros entornos en los que nos desarrollamos como personas como pueden ser los de ocio, los de relación social o familiar; por ello, al ser un medio más exigente genera más diferencias y como consecuencia es más estigmatizante con las personas con problemas de salud mental».