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Porsche 911. Un motor de largo recorrido…

Porsche 911.DL

Publicado por
León

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Durante los últimos 60 años, las motorizaciones del ‘nueveonce’ han recorrido un largo camino. Sin perder un ápice de autenticidad en su inicial concepto, la tecnología ha evolucionado, tanto en las versiones atmosféricas como en las sobrealimentadas.

Inicialmente en el Salón IAA de Francfort 1963, el flamante 911, que ha acabado convirtiéndose en todo un icono de la marca, alojaba bajo su capó trasero el no menos icónico 6 cilindros ‘bóxer’ de 2.0 litros y 130 CV, que propiciaba 210 por hora de punta. Una disposición mecánica —cilindros planos y opuestos— que ha sido el punto de partida para todos los desarrollos del ‘nueveonce’.

En cada generación, el 911 ha ido alcanzo nuevos horizontes en materia de propulsión: sobrealimentación en los años 70, primero en competición y después en la producción en serie (1974) con el célebre 911 Turbo —930 en clave fábrica— que, con 260 CV fue uno de los coches más rápidos de la época.

A mediados de los 90, la generación 993 del 911 Turbo supondría el culmen de los 6 cilindros refrigerados por aire, además del inicio de la era biturbo: dos pequeños turbocompresores situados cerca de cada bancada de tres cilindros, obviaban el ‘bache’ de aceleración de un único turbo, además de superar la barrera de los 400 CV (408 para ser exactos).

De aire… a agua. Otro de los grandes hitos motorísticos del ‘nueveonce’ (para ‘desgracia’ de los puristas) se centran en el cambio de refrigeración: el 6 cilindros ‘bóxer’ pasó de la refrigeración por aire a la refrigeración por agua; «esta fue la puerta de entrada a la nueva tecnología», recuerda August Achleitner, ingeniero responsable del Departamento de Planificación Técnica en aquellos años.

El turbo de geometría variable (VTG) en los motores de gasolina, fue posible merced al desarrollo de materiales de aleación a base de níquel: gran resistencia a la fatiga y a las altas temperaturas; así, los turbo VTG serían la clave para que el motor de seis cilindros pudiera rendir hasta 700 CV en el 911 GT2 RS.

El siguiente paso está a la vuelta de la esquina, y llegará este mismo año: Porsche ha desarrollado un sistema híbrido ultradeportivo —como el que se utiliza en competición— para algunas versiones del ‘nueveonce’.

«El híbrido de alto rendimiento —afirma Frank Moser, responsable de las gamas 911 y 718— da continuidad a la innovación en materia de propulsión del 911, beneficiando al conductor cuando pisa el acelerador, a la vez que nos prepara para futuras normativas de emisiones».