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Bugatti Type 35. Carreras épicas… victorias legendarias

El Type 35 marcó un hito en la historia de Bugatti: 2.500 victorias avalan su trayectoria deportiva. BGT

Publicado por
León

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La perfección… como bandera. Desde icónicas pruebas de carretera como la italiana Targa Florio, hasta épicas subidas en cuesta como La Turbie (Francia), el Bugatti Type 35 dejaba muy pocas opciones a sus oponentes.

Sus victorias, siguen estando hoy muy presentes en la memoria de los aficionados, algunas tan perdidas en ‘la noche de los tiempos’ como aquel Gran Premio galo de La Baule.

Nacido en los talleres de Molsheim-Dorlisheim (Alsacia), Bugatti desarrolló diversas versiones para su icónico biplaza deportivo: Type 35, 35A, 35C, 35T, 35B, 37, 37A, 39 y 39ª, siempre con mecánica de 8 cilindros en línea y alrededor de 640 unidades fabricadas hasta 1930. BGT

Hasta una docena de triunfos mensuales llegaría a firmar el Type 35 en sus mejores tiempos. Sólo un par de años después del debut en el Gran Premio de Lyon 1924, el Type 35 ya ganaba el Campeonato Mundial de Gran Premio (1926); entre 1925 y 1930, nuestro protagonista se alzaba con cinco victorias consecutivas en la Targa Florio.

Hace un centenar de años, el Bugatti Type 35 debutaba en competición. Capitaneados por el mismísimo Ettore, un nutrido equipo de visionarios, empeñados en la búsqueda de la perfección, creaban un coche dominador de los Grandes Premios de la época. Resultado: 2.500 victorias.

En aquellos años, las carreras de montaña concitaban la máxima atención en el mundillo automovilístico; tanto o más populares que las pruebas en circuito o las de carretera de larga distancia. Con el automovilismo aún ‘en pañales’, tampoco había tantos —muy pocos— circuitos en funcionamiento; así que, las subidas en cuesta eran terreno abonado para la maniobrabilidad del Type 35 en los revirados trazados montañosos, recogiendo el testigo del antecesor Type 13, y pudiendo también presumir de una excelente relación peso/potencia traducida en aceleración.

Aunque en 1928 no se disputase ningún título oficial, sería una temporada singular para Bugatti y el Type 35: de las 26 carreras internacionales celebradas aquel año, los pilotos de Bugatti ganarían 23 (11 Grandes Premios, además de la Targa Florio). Sería al año siguiente (1919) cuando la marca, y el Type 35, se anotasen una de sus más prestigiosas victorias: el monegasco Louis Chiron domina el Gran Premio de las Naciones en Nürburgring, sólo dos años después de la inauguración de célebre circuito germano y frente a una numerosa pléyade de pilotos alemanes. ‘El Infierno Verde’ , cuyo complejo trazado (curvas ciegas, bruscos cambios de elevación, árboles al borde de la pista…) ponía a prueba pilotos y máquinas. Tras 4 horas, 46 minutos y 508,77 kilómetros de impecable carrera, Chiron (Type 35C) cruzaba en primera posición bajo la ajedrezada, con una cómoda ventaja —12 minutos— sobre su inmediato seguidor, el francés Georges Philippe, al volante de otro Type 35C.

Las carreras… terreno abonado para el icónico Bugatti Type 35. BGT

Curiosamente, también en 1929 se disputaría la primera edición del emblemático Gran Premio de Mónaco, que sigue formando parte del actual calendario de la F1. Ese año, un Type 35B permitiría al británico William Grover-Williams ganar en el sinuoso trazado urbano del Principado… 100.000 francos de premio, una auténtica fortuna en la época.

Lejos de las principales citas internacionales, una de las pruebas menos conocidas, el Grand Prix de La Baule —en la costa oeste de Francia— también sería coto exclusivo del Type 35. La carrera se disputaba en la playa de ese exclusivo lugar de vacaciones donde se daban cita los parisinos acomodados, escapando así —ya entonces— del ajetreo de la capital, a la vez que permitía a los pilotos competir sobre una superficie única, sin perder de vista la marea creciente del Océano Atlántico.

Las doradas arenas de La Baule serían otro singular escenario —‘coto de caza’— para Bugatti: el británico Captain George Eyston al volante del Type 35B (ganador en 1927) y el francés Pierre Blaque-Belair ganador en 1928 con un Type 35.

Tras su inquebrantable dominio deportivo desde mediados de los años 20 hasta principios de los 30, la estrella del Bugatti Type 35, a medida que surgieron modelos nuevos de los talleres de Molsheim, inevitablemente comenzó a decaer.

Hoy, el icónico Type 35 vive en el imaginario automovilístico mundial, no solamente recordado por sus victorias deportivas, sino también por redefinir lo que podría ser un coche de carreras: una inspiradora obra maestra de la ingeniería, que sigue despertando una respetuosa admiración… como cuando debutó hace cien años.

En realidad, el Type 35 nunca ha dejado de ganar. Un siglo después, sigue atesorando éxito mundial, conducido por incondicionales entusiastas de Bugatti, que mantienen la leyenda de un automóvil notable; no en un museo, en la pista… donde pertenece.

Artesanía… manual

Baby II, un ‘juguete’ —en edición limitada— convertido en auténtica oda a los códigos estilísticos del nuevo Tourbillon, que celebra 115 años de innovación estilístico-tecnológica de la marca.

Fabricado a mano por los artesanos de ‘Hedley Studios’ en Oxfordshire (Reino Unido), el Bugatti Baby II Tourbillon Edition: más de 200 horas de meticuloso trabajo, encarnando la perfecta combinación de tradición e innovación, reinterpretando escrupulosamente el legendario Type 35; así, cada unidad Baby II se hace eco de los métodos de diseño, y los materiales utilizados, en su momento por los especialistas de Molsheim: paneles de carrocería en aluminio y ‘martilleados’ a mano sobre soportes de madera, según el método productivo utilizado para fabricar los coches que participaron ele Gran Premio de Lyon de 1924.

DL

Con reminiscencias del pasado, y cumpliendo con los métodos actuales, el tradicional manómetro de combustible, reemplazado ahora por un manómetro de batería y, en un guiño a otro icono de Bugatti, el Veyron, un medidor de potencia reemplaza al indicador de aceite.

Más detalles del culto al pionero Type 35: el panel de instrumentos, en aluminio torneado y con curvas entrecruzadas, garantiza que ningún reflejo perturbe al conductor; además, los pedales ajustables, mecanizados a partir de bloques de aluminio macizo, que lucen orgullosamente el famoso logotipo «EB» —Ettore Bugatti—, también satisfacen las modernas demandas de funcionalidad y rendimiento.

Más que un homenaje a la historia de Bugatti, la ‘Edition Tourbillon’ refleja bien a las claras el sentido estilístico de la nueva obra maestra de Bugatti, reproduciendo la elegante librea —cobertura de carrocería— del nuevo modelo: mismos tonos claro/oscuros de ‘Aerolith’, separados por una curva en «C», en referencia a la célebre ‘línea C’ de Bugatti, que se extiende desde la parte trasera de la cabina hasta el frontal del coche; concepto que también se extiende al habitáculo, recubierto en elegante cuero ligero ‘Aerolith’, que acaba por magnificar la estética general del modelo.

También las llantas ‘Nocturne Black’ muestran vínculos artísticos entre el Baby II y el Tourbillon, merced a la combinación de sus radios de carbono gris ‘Gunmetal’, que evocan el diseño único del superdeportivo: mientras los tapacubos «EB», así como el tapón del depósito de combustible, en carbono gris bronce, se hacen eco de los estándares por excelencia del fabricante.

Para rematar… una bandera francesa, pintada a mano por un artista de ‘Hedley Studios’, recuerda a la que adornaba la carrocería del Tourbillon, combinando con singular precisión, y fluidez, las formas del Baby II.

Consecuencia: sentido homenaje a la elegancia atemporal.