Willys… arrancó la leyenda
El Willys atesora ‘tanta’ historia en el mundillo de los todoterrenos, que acabó marcando una época… abriendo caminos, con diferentes versiones militares y civiles.
El Jeep nació con una gama totalmente descapotable. El Ejército estadounidense precisaba un vehículo ligero; así que, se diseñó sin techo ni puertas, para reducir su peso y permitirle ‘participar’ en misiones aerotransportadas.
Con el lanzamiento de la primera versión civil, el Jeep Cj, comenzaba a comercializarse con capota de lona, arquitectura que se conservaría durante más de cuatro décadas.
Actualmente, se venden en España versiones descapotables del Wrangler Rubicon y del Jeep Gladiator; en el mercado USA, ambos modelos reúnen 15 series especiales sin techo rígido, como homenaje a los Jeep originales.
Incluso hubo una época en la que encontrar un Jeep con techo rígido… era ‘misión imposible’. El pliego de condiciones emitido en 1941 por el Departamento de Defensa estadounidense imponía drásticas limitaciones para ‘su’ futuro vehículo multiusos: no debía pesar más de un cuarto de tonelada; así que, los ingenieros de Willys Overland, prescindieron (eliminaron de raíz) elementos ‘inútiles’; puertas y techo… que el Willys tampoco echaría de menos durante las campañas de la II Guerra Mundial; además de transportar tropas, nuestro protagonista se convirtió en vehículo de mando, también en ambulancia ligera, además de servir para remolcar piezas de artillería y hasta ejercer de quitanieves.
A renglón seguido, su fama de robustez y polivalencia aceleraría el lanzamiento de la versión civil Cj que, sin las limitaciones impuestas por el conflicto bélico, ampliaba considerablemente su equipamiento: un espacio de carga trasero, remolque y un techo de tela, convirtiéndose así en una suerte de descapotable… espartano, del que se venderían 1,5 millones de unidades entre 1945 y 1986.
En los años siguientes, Jeep ampliaría el catálogo con versiones comerciales, hasta crear un nuevo tipo de vehículo: el SUV.
Aquella pionera unión de los conceptos, entonces tan dispares como Jeep y techo rígido, se plasmaría en el Station Wagon: primera ‘ranchera’ de la historia con carrocería totalmente realizada en acero, incluido el techo; a la que seguiría el Jeep Dispatch, una furgoneta pensada para pequeñas empresas —‘emprendedores’ en terminología del XXI, ya saben— y organismos como el ‘US Mail’ —correos estadounidenses—, cuya comercialización se inició en 1955.
También el fabricante optaría por un techo convencional en el Wagoneer de 1962 —considerado como el primer SUV de lujo— o el Cherokee de principios de los 70.
En 1986, el Cj entregaría el testigo al Jeep Wrangler, con techo de lona y también versiones con techo rígido, una alternativa clásica que sigue muy viva, enlazando a este modelo con los orígenes de la marca.
Actualmente, en España, el Jeep Wrangler incluye la capota de lona ‘Premium Sunrider’ en el equipamiento de serie del acabado Rubicon, el más aventurero de la gama, como también en el ‘pick-up’ Gladiator.
En el mercado estadounidense, donde el Jeep más sencillo —sin techo ni puertas— forma ya parte de la cultura popular, estas versiones tienen infinidad de adeptos: nada menos que 15 series especiales del Wrangler y Gladiator, ofrecen la experiencia de conducir a ‘cielo abierto’ un puro 4x4.