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De la Vega ve irresponsable insinuar que el Gobierno ideó el «chivatazo»

Aznar sostiene que «es difícil de creer que un mando policial actúe el margen del Ejecutivo» para avisar de una redada contra la banda terrorista ETA

La vicepresidenta De la Vega, en la rueda de prensa del Consejo de Ministros.

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A. TORICES/P. HERAS | MADRID
León

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La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, dijo ayer que el ex presidente José María Aznar es un «irresponsable» por insinuar que tuvieron que ser miembros del Ejecutivo quienes ordenaron a los mandos de la lucha antiterrorista el chivatazo por el que ETA se enteró, el 4 de mayo del 2006, de que las fuerzas de seguridad se disponían a desmantelar toda su estructura de extorsión y a detener a casi 20 de sus integrantes.

De la Vega salió al paso de las afirmaciones realizadas unas horas antes por Aznar en TVE, quien aseguró que en el caso del chivatazo en el bar Faisán, de Irún, «es difícil de creer que un mando policial con rango de director general -”en referencia a uno de los sospechosos el entonces jefe de la Policía, Víctor García Hidalgo-” actúe al margen del Gobierno, al margen de directrices políticas».

La número dos del Ejecutivo, tras el Consejo de Ministros, señaló que todo lo que no sea «respetar los tiempos» y el trabajo de la Audiencia Nacional, que desde hace más de tres años investiga el presunto soplo en un sumario secreto, son «suposiciones aventuradas e irresponsables».

Aznar, como el resto de los dirigentes del PP, no comparte la opinión de la vicepresidenta primera. Calificó el asunto del chivatazo como un hecho «gravísimo» porque cree que no se puede valorar de otra manera que «un Gobierno sea sospechoso de que pueda usar a mandos policiales para alertar a ETA y evitar la detención de terroristas». El ex presidente otorga una relevancia sobresaliente a este caso, valoración que también se hace en la dirección de su partido. El PP cree que el aviso a la banda fue una concesión para crear un clima de confianza y mostrar a ETA su disposición a llevar el proceso de paz hasta las últimas consecuencias.

Aznar comparó su política antiterrorista y la que desarrolló durante la pasada legislatura Zapatero, y admitió que autorizó «contactos con ETA», como después también hizo su sucesor, pero enfatizó, como diferencia, que «lo que nunca» permitió fue «la negociación política, ni ordené chivatazos a la banda para evitar detenciones de terroristas, ni organicé ninguna guerra sucia», en referencia a los atentados de los GAL.

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