Dos médicos ya han verificado las milagrosas virtudes del próximo santo
Uno de los casos más notables que estudia el Vaticano en estos momentos es el proceso conjunto de canonización y santificación de Ángel Riesco Carbajo, fundador del Instituto de las Misioneras Apostólicas de la Caridad de La Bañeza y a quien se le atribuye una milagrosa curación pendiente de verificar. La figura del padre Riesco está relacionada con más gracias, aunque las postuladoras de la cusa mantienen las lógicas reservas que requiere un caso de este tipo, puesto que actualmente se está elaborando la denominada positio, que es el documento que tendrán que valorar los cardenales del Vaticano para decidir si el Papa Benedicto XVI santifica al que fuera obispo auxiliar de Oviedo y titular de Tudela.
Entre los milagros que se le atribuyen está la sorprendente curación de una joven bañezana. Los médicos le habían diagnosticado una enfermedad incurable. Estaba embarazada y la complicación cerebral que padecía empezaba a afectar al feto y a dañar irreversiblemente las vidas de ambos. Ella y su marido se encomendaron al padre Ángel. A partir de entonces, el cuadro clínico de la joven empezó a evolucionar favorablemente y logró combatir la enfermedad y dar a luz a un niño que hoy ya es adolescente.
El proceso para santificar a Ángel Riesco se inició con un peritaje médico. Dos especialistas revisaron las pruebas relativas a la salud de la bañezana y a cómo se produjo su recuperación. Lo hicieron por separado y en dos momentos distintos para contrastar las opiniones. Al coincidir ambos en que el hecho supera la capacidad de la ciencia, el expediente fue elevado a un tribunal de teólogos. Si aprueban sus virtudes, el siervo de Dios pasará a ser venerable, algo que se podría producir muy pronto. La venerabilidad supone reconocer que el padre Riesco vivió las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), las cardinales (fortaleza, prudencia, templanza y justicia) y todas las demás desarrolladas de forma heróica o extraordinaria. Después se pasará al reconocimiento del milagro para que el proceso de canonización sea posible. El milagro requerido es el que tiene que ser aprobado a través de una instrucción primaria canónica especial, que incluye el parecer de un comité de médicos (alguno de ellos debe ser no creyente) y de teólogos. Con esta canonización, el beato es incluido en la lista o canon de los santos de la Iglesia. Para este paso hace falta otro milagro atribuido a la intercesión del beato y ocurrido después de su beatificación. No obstante, el Papa puede obviar estos requisitos. Mediante este proceso promovido por las misioneras de la Caridad en La Bañeza, se concederá culto público a Ángel Riesco en la Iglesia universal.