La familia de Marta del Castillo busca el cuerpo con un zahorí
Tres personas han coincidido en que el cadáver de la niña está en Camas
Con palas, picos y, sobre todo, esperanza, mucha esperanza, José Antonio Casanueva se dirigía el miércoles pasado a un descampado en las afueras de Camas (Sevilla) para intentar hallar algún indicio de que el cadáver de su nieta se encuentra oculto en este lugar.
Casanueva cuenta que la idea surgió tras el informe de la Policía en la que desaconsejaba la búsqueda en un paraje de Camas conocido como Caño Ronco y cercano a la casa de Rocío, la novia de Miguel Carcaño en las fechas en que desapareció Marta y con cuya familia convivió un tiempo hasta su detención el 13 de febrero de 2009.
En su última declaración, esta muchacha de 14 años aseguró que Miguel le había confesado que arrojó el cadáver allí, en una zanja abierta por aquel entonces para realizar obras de canalización y que, según algunos vecinos, fue tapada poco después. El terreno ya había sido peinado por la Policía a finales del septiembre sin hallar ninguna evidencia, aunque la familia consideró que aquella búsqueda fue «una fantasmada» realizada «de cara a la galería» ante la rapidez con la que se llevó a cabo y el escaso terreno acotado. El abogado de los Castillo reclamó entonces un nuevo rastreo más exhaustivo. Pero el juez, apoyándose en el informe policial, lo denegó argumentando que la petición era «poco razonable» al «no obedecer a indicios rigurosos». Una decisión que está recurrida ante la Audiencia Provincial, cuyo fallo se conocerá en breve, y que ha condicionado que la familia no examine la zanja sino el terreno de alrededor, «donde sólo se hizo un recorrido visual». «No es descabellado, y tampoco queremos quedarnos con el pesar, el día de mañana, de no haber buscado lo suficiente», reitera Javier Casanueva, tras apuntar que «la Policía ya casi ha agotado las posibilidades». «Tan sólo queremos descansar y saber donde está», reitera la madre de Marta, Eva, que repite una frase que su familia sabe a la perfección de tanto escucharla. «Sabemos que está muerta porque el mentiroso (Miguel Carcaño) lo ha dicho, pero yo no tengo el cuerpo». Y es que a la declaración de la novia del asesino confeso se unen otras dos versiones: «la de un zahorí (una suerte de adivino que localiza elementos ocultos bajo tierra) de Barcelona que contactó conmigo y me dijo que no buscara a Marta en la zanja, sino en ese descampado, y la de una señora de Almería que se sometió a una sesión de hipnosis y que después me acompañó al paraje y depositó un ramo de flores bajo un tronco en la misma zona». «Me quedé de piedra porque era el mismo lugar», afirma.
Trabajos de búsqueda . Tras recibir la autorización del dueño de la finca, y desafiando a la lluvia, una veintena de vecinos y amigos de la familia, incluso gente anónima de Camas, acompañó a José Antonio el pasado miércoles para limpiar el terreno de maleza. «No habrá que levantar mucho, porque si (el cuerpo) estuviera aquí no creo que llegue a los dos metros de profundidad de una sepultura normal», explica. «Yo todas esas ideas las respeto, pero son tres coincidencias», insiste el abuelo Marta para intentar justificar el valor de los indicios en que se apoya, «no es una locura, sino otra cosa más de las que hemos estado haciendo para buscar a la niña y que seguiremos haciendo». Y a renglón seguido confiesa que «no pierdo la esperanza, por eso busco en cada sitio que me indican».