Diario de León

Análisis | paula de las heras

Empezó bien, acabó mal

La descoordinación interna en el Gobierno desinfla la ilusión generada en el PSOE por el pacto anticrisis

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Empezaron bien la semana. Los dirigentes y diputados del PSOE recuperaron el ánimo con la decisión de Zapatero de ofrecer al primer partido de la oposición y al resto de los grupos parlamentarios un acuerdo sobre su estrategia económica.

Creían haber recuperado la iniciativa política, dejado a Mariano Rajoy colgado de la brocha y lanzado a los ciudadanos el mensaje que, según todas las encuestas, quieren oír: que en España hay políticos capaces de aparcar la disputa partidista para hacer prevalecer los intereses del país. Pero en tres días el globo ha perdido aire.

La misma mañana en la que la vicepresidenta económica del Gobierno y cabeza visible de la comisión negociadora, Elena Salgado, tenía que explicar el resultado de su primera entrevista con los grupos parlamentarios ya tenía varios frentes abiertos: uno con el resto de formaciones políticas, otro de carácter interno con la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, y otro más provocado por las apreciaciones de Bruselas. Son episodios, lamentan en el partido, que de nuevo avivan la sensación de que el Ejecutivo actúa a golpe de improvisación y de manera descoordinada.

La víspera, Salgado había colmado la paciencia de buena parte de sus interlocutores políticos al tenerlos en vilo toda la tarde del martes esperando un documento con las propuestas clave para el diálogo; no llegó hasta las nueve de la noche y, para colmo, resultó ser tan sólo un índice de temas. Su número dos, el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, había soliviantado a De la Vega al sugerir que el nuevo plan de austeridad exigirá revisar su acuerdo con los sindicatos sobre las retribuciones de los funcionarios. Lo de la Comisión Europea llegó después; advertía de que la subida del IVA decidida por el Gobierno lastrará el crecimiento hasta el punto de que España será el único país que acabará este año con números negativos.

De creer que tenía la sartén por el mango, el Ejecutivo pasó a tener que actuar de nuevo a la defensiva. Justamente lo que se pretendía evitar. Los socialistas tienen interiorizado que deben transmitir con urgencia la idea de que se ocupan y se preocupan por la crisis. La dirección del partido ha realizado en los últimos meses numerosas encuestas para tomar el pulso al clima social y han llegado a una conclusión poco tranquilizadora en términos electorales. Según fuentes de la ejecutiva, quienes votaron al PSOE en las últimas elecciones son «quienes más sufren los efectos de la crisis». «Es normal que estén enfadados», admiten.

Y llegó el IVA. Bruselas advierte de los efectos negativos en la economía española y eso a permitido a la oposición situar el debate en el IVA, que subirá el 1 de julio.

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