El peligro de la exclusión
Es uno de los graves riesgos actuales y en el futuro. «El proceso de exclusión social en los países desarrollados está determinado en buena medida por el acceso o no al mundo laboral», señala Laura Lorenzo. Trabajar implica beneficios económicos como un salario, pero también sociales, como el prestigio o el reconocimiento; y psicológicos, como la autoestima o el sentimiento de pertenencia a un grupo. «Posibilita la plena integración de los individuos en la sociedad».
Así las cosas, quienes permanecen al margen del mundo laboral se convierten en colectivos excluidos o potencialmente excluidos». La población anciana es un grupo de alto riesgo. «Los hogares unipersonales de mayores de 65 años, junto con los monoparentales encabezados por mujeres, son los que mayor riesgo de padecer exclusión social tienen», señala la experta. Un grupo que completan los discapacitados y los inmigrantes.