Reportaje | m. sáiz-pardo
ETA, la bestia acorralada
La banda terrorista vive su momento más delicado
La bestia está acorralada como nunca. Sin apenas dinero y con la mayoría de sus bases operativas desarticuladas, ETA ha vivido en los últimos tres meses su pesadilla más amarga y esta semana, además, ha cruzado la más delicada de las líneas rojas con el asesinato de un policía en Francia.
Desde que comenzó el año, ha visto caer a sus activistas más preparados antes siquiera de organizar los comandos con los que iba a protagonizar un nuevo intento de ofensiva; y encima ha soportado la detención de su enésimo jefe, Ibon Gogeaskoetxea, quien no llevaba ni un año en la cúpula.
«Es su momento más delicado. Desde la caída de Thierry-™ Francisco López Peña, responsable militar de la banda) hace dos años vive en un continuo proceso de descomposición, pero es precipitado hablar de sus estertores», avisan en la Comisaría General de Información.
Trabas. La entrada de nuevos activistas, a veces masiva, desde los grupos de la kale borroka y la llegada a la dirección de cabecillas cada vez más radicalizados impide su «estrangulamiento definitivo».
«ETA ha atravesó el Rubicón esta semana», insisten los servicios antiterroristas. Y lo ha hecho de la mano de su nuevo jefe militar, Mikel Kabiboitz Karrera Sarobe, Ata (pato), que lejos de plantearse una reflexión se ha adentrado aún más en la espiral de sangre. No ha habido discusión, ha decidido seguir los atentados, a pesar de que Karrera sabe que ha heredado la organización más desorganizada en sus 50 años de historia. El nuevo líder de los terroristas es considerado como un «montaraz irredento» y ha demostrado que lo suyo es montar comandos, aunque por fortuna no haya tenido mucha suerte.