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Más de un centenar de leoneses se organizan para defenderse de los «swaps» hipotecarios

Firmaron como seguro un producto de alto riesgo financiero para protegerse de las subidas de tipos

Quienes contrataron estos productos en el 2007 ó 2008 están pagando de media 500 euros al mes, a may

León

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Durante el 2007, y hasta el otoño del 2008, la escalada de los tipos de interés puso contra las cuerdas a muchos ciudadanos, empeñados en hipotecas y créditos. Desde entonces los intereses han vivido una carrera a la baja en la que cada novedad es un nuevo mínimo histórico. Una buena noticia para la mayoría de los ciudadanos endeudados con las entidades financieras. Pero un calvario para los miles de clientes que, aconsejados por sus asesores bancarios de confianza, firmaron en aquellos tiempos un producto que les protegía contra nuevos incrementos de los tipos. Lo que no les dijeron es que, en caso de bajada, su deuda con las entidades con las que habían firmado crecería de manera vertiginosa.

Más de 30.000 ciudadanos en todo el país están entrampados en el peligroso laberinto de los «swaps» hipotecarios, conocidos también como clips, permutas, intercambios,... Productos que son en el fondo derivados financieros, complejos mecanismos de inversión que se comercializaron vinculados a hipotecas o líneas de crédito a pymes y autónomos; pero que en realidad están destinados a inversores sofisticados.

Al menos un centenar de leoneses afectados por esta mala práctica bancaria, en la que están implicadas varias entidades, están organizándose para poner en común su defensa en las denuncias que ya están presentado masivamente en los tribunales.

La ley y la oferta. Muchos de esos productos se comercializaron como seguros, al amparo de la Ley 26/2003, que instaba a las entidades financieras a informar a sus clientes de los productos que pudieran defenderles contra las fluctuaciones de los intereses. Pero una cosa son los instrumentos de cobertura de tipos, y otra muy distinta los «swaps», se ofrezcan bajo la denominación que sea. Estos contratos establecen un tipo máximo de interés, de forma que si los tipos suben por encima de este nivel el banco asume el coste diferencial. Lo que no se contó a los clientes es que, en caso inverso (lo que ya entonces se preveía que iba a ocurrir, la bajada del euríbor) era el cliente el que debía abonar al banco la diferencia. Una diferencia que, además, no es proporcional con lo que cobrarían en caso de subida.

El caso es que a día de hoy la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas de Ahorros y Seguros (Adicae) calcula que los afectados por estos productos están pagando al mes de media 500 euros, a mayores de sus hipotecas y créditos. Una circunstancia que ha puesto contra las cuerdas a muchos de ellos.

Un un producto del que además no es fácil librarse: los «swaps» son abusivos también en sus cláusulas de cancelación, con unos 15.00 euros de media para un créditos de 150.000 euros. Una cantidad que crece a medida que pasa el tiempo. Los contratos se firmaron en su mayoría por peridos que van desde los dos hasta los cinco años de vigencia.