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Garzón descarta una persecución del Supremo para acabar con su carrera

El juez cree que algunos de los excesos verbales de los actos de apoyo le dañan en su defensa ante el tribunal, que ayer le interrogó sobre los cobros de Nueva York

Garzón fue apoyado por una decena de personas ante el Tribunal Supremo.

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MATEO BALÍN | madrid
León

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El juez Baltasar Garzón salió ayer al paso a través de su abogado para frenar las voces que acusan al Tribunal Supremo de querer acabar con su carrera profesional. Después de que el ex fiscal Carlos Jiménez Villarejo destapara el martes la caja de los truenos contra el alto tribunal en un acto de apoyo al magistrado, el letrado de Garzón matizó que era «absolutamente inasumible» para su patrocinado pensar que los magistrados del Supremo le persiguen. El juez de la Audiencia Nacional guardó silencio sobre la polémica y reservó sus palabras para el interrogatorio por la querella de las subvenciones del Banco Santander, del que dijo no haber recibido ni un euro.

El abogado de Garzón y ex fiscal de la Audiencia Nacional, Enrique Molina, aseguró que las acusaciones de persecución al juez «era más un asunto de los medios de comunicación» y negó que se defendido crea en la existencia de una campaña orquesta desde el Supremo en su contra. «Él sabe que tiene tres causas (abiertas en el alto tribunal) de orientaciones y orígenes diferentes y hablar de una persecución de tres frentes coordinados es complicado», afirmó Molina nada más concluir el interrogatorio de Garzón ante el instructor del Supremo, que se prolongó durante casi cinco horas.

El letrado también se refirió a las declaraciones del ex fiscal Jiménez Villarejo, quien acusó a ciertos magistrados del Supremo de ser «cómplices de torturas» por mirar para otro lado durante el franquismo, y aunque dijo que no había preguntado a Garzón por estas declaraciones, reconoció que creía que perjudicaban al juez instructor. «Cualquier manifestación que se haga para perturbar el orden y sosiego de un tribunal de Justicia perjudica al propio encausado», respondió.

No obstante, Molina, quien fue fiscal en el juzgado de Garzón, añadió que «veía tranquilo» a su patrocinado pese a los frentes judiciales abiertos pues se trata de «una persona que tiene la espalda muy ancha» por los años que lleva en la judicatura. Eso sí, aclaró Molina, «a nadie le gusta estar querellado ni comparecer ante un tribunal, pero él (Baltasar Garzón) tiene confianza de que el instructor (del Supremo, Manuel Marchena) sepa ver que se trata de una imputación falaz». El abogado hizo de portavoz de Garzón tras la declaración de éste ante el magistrado Marchena, que investiga la causa sobre la subvenciones del Banco Santander en la que el juez de la Audiencia Nacional está imputado por cohecho y prevaricación. Los querellantes acusan al instructor de haber mediado ante la entidad bancaria para que financiase unos cursos académicos que éste dirigió en Nueva York, y relacionan esta vinculación con el archivo poco después de una demanda contra el presidente del Santander, Emilio Botín, que tuvo que dirimir el propio Garzón. Tras cerca de cinco horas de interrogatorio, el juez se dirigió a la prensa con un escueto «ha ido bien».