Diario de León

Crónica | Miguel ángel zamora1396927554

De apellido Bayón; de oficio bayoneta

El alcalde de Villaquilambre administró los apoyos para la elección del presidente

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«He dormido mal esta noche». Lo confesó Javier Chamorro cuando todavía no eran oficiales los resultados del escrutinio que luego lo convertirían en secretario general de UPL y lo achacó a la suposición de que pudiera producirse algún altercado en el transcurso de la sesión. Craso error. Si sonaron tambores de guerra en algún momento, sólo anunciaban batallas de guante blanco y para la hora en la que la mesa y el mantel maridaron, el otro guiso ya llevaba el aliño puesto.

Estéril la disputa por la secretaría general del partido, que el vicealcalde de León tenía en la mano ya antes de levantarse de la cama, el factor sorpresa se tomó las vacaciones sin avisar, consciente de que en la candidatura a la presidencia quedaban si acaso en el guión un par de regates bien estudiados para enchufar el gol por toda la escuadra. Chamorro decidió ejecutar la suerte de Don Tancredo; inmóvil, se refugió en el aserto de que le habían atado las manos los tres candidatos: «Tenía avales de los tres y no podía decantarme por ninguno, todos me habían prometido su apoyo» y dejó en manos del alcalde de Villaquilambre, vicesecretario general in péctore (secretario de organización antiguamente, mandamás de facto en la actualidad), la decisión de soltar lastre.

Sin el concurso de Isidoro Díez, alcalde de Acebedo, fuera de carrera antes de que se diera la salida, a Lázaro García Bayón le pareció más conveniente que el cargo de presidente del partido tomara la autovía de Benavente con peaje supuestamente gratuito -el de la carretera- que la autopista de Astorga. Así que el teniente de alcalde maragato Enrique Soto, ni pagado ni agradecido pese a su fidelidad a los colores del secretario general, se vio relegado al título de subcampeón honorífico y cedió los trastos a Pedro Ángel Gallego, buena persona, mejor trabajador, ilustre benaventano y devoto reconocido (en público y en privado) de Bayón.

Doña Sancha, Doña Urraca y Doña Elvira, las Infantas Leonesas que dan nombre al hotel de la capital en el que se celebró ayer la convención leonesista, abrieron las puertas de la historia reciente a los tres protagonistas del nuevo capítulo (que no el último) de la sucesión. Se fue a sus pagos Guillermo Tejerina, consciente de que hay bodas a las que mejor no se va si no es con invitación del novio. Regresó a su hacienda Javier Chamorro ¿sabedor? de que no siempre en el cargo va el mando. Y tomó el camino de vuelta a casa García Bayón, con un calendario en la mano para ir poniendo fecha de regreso al partido a los Pardo, Rodríguez de Francisco y compañía. Es el siguiente golpe de mano, dicen.

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