Prietas las filas, pero con miedo
Opinión | paula de las heras
A nadie en el PSOE se le escapa: el duro recorte del gasto público anunciado por su jefe de filas será difícil de entender por los ciudadanos. La inquietud era patente ayer en el hemiciclo, pero la dirección del partido lo había previsto de antemano y, rauda, salió al quite para evitar que apareciera la más mínima fisura.
El vicesecretario general, José Blanco; la secretaria de Organización, Leire Pajín; la responsable de política internacional Elena Valenciano; el de política municipal y autonómica, Antonio Hernando; el secretario general del grupo parlamentario, Eduardo Madina...Todos se echaron a los pasillos nada más terminar de hablar Mariano Rajoy. Y todos insistieron en que Zapatero no había tenido otra opción que hacer lo que hizo.
«Esto va a requerir mucha pedagogía», admitían aún así. Empezando por dentro. Blanco y Pajín convocaron para el almuerzo a los secretarios regionales del partido y también a los provinciales. Había que aleccionarlos para que cambien de manera drástica el chip. Faltaron algunos: el catalán, José Montilla; el gallego, Pachi Vázquez; el valenciano, Jorge Alarte. En los cafés se unió Zapatero y trató de exponerles el por qué del tijeretazo. Fuentes de la reunión aseguran que el más crítico con la decisión del jefe del Ejecutivo fue el lendakari Patxi López, para quien las medidas anunciadas serían «demasiado duras».
Lo que más preocupa a los socialistas es cómo encajarán los ciudadanos la congelación de las pensiones. «Lo de los funcionarios -”dicen-” tiene más predicamento». El argumentario, que ahora todos deben aprender, dice que incluso con dos años de subidas congeladas, el ciclo de ocho años seguirá teniendo una subida por encima del IPC.
Otro punto del guión afecta al gasto farmacéutico. Los socialistas argumentan que esta solución era necesaria para evitar el copago. Y en cuanto a la eliminación del cheque bebé habrá de todo. Muchos no entendieron nunca la falta de progresividad en su aplicación.