La corrupción agita el fantasma de la abstención en las elecciones catalanas
Los casos Millet y Pretoria podrían situar la participación por debajo del 15%
«Perdón a todos». Con estas palabras arrancó José Montilla su discurso en la IV Convención Municipal del PSC, celebrada en noviembre pasado, poco después de que se destapara el caso Pretoria. El discurso ha resultado premonitorio sobre lo que ha ocurrido después en el último tramo de la legislatura, rematada por dos escándalos de corrupción que han puesto patas arriba la política catalana: los casos Millet y Pretoria.
«Los dos gobiernos tripartitos han estado marcados por temas como el Estatut, la sentencia del Constitucional y la financiación autonómica que han tensionado mucho a la ciudadanía», señala Gabriel Colomé, director del Centre d-™Estudis de Opinió (CEO), el CIS catalán. «Esta tensión crea muchas turbulencias en el sistema, lo que crea malestar, más aún con los últimos casos de corrupción», añade.
De ahí la preocupación que muestran las fuerzas políticas catalanas tras hacerse público del sumario Pretoria. Y es que son muchos los nombres de dirigentes que aparecen citados en el auto, lo cual no quiere decir que hayan realizado ninguna irregularidad, pero supone un nuevo jarro de agua fría y vuelve a agitar el fantasma de la desafección entre la ciudadanía y la política. La insatisfacción política es el segundo problema que más preocupa a los catalanes, después de la situación económica. «Aún no tenemos cuantificado cómo afectarán los casos de corrupción en las elecciones, pero sí podemos intuir que la abstención aumentará», señala Colomé. El electorado catalán tiene un comportamiento diferente según cuál sea la convocatoria electoral, explica el director del CEO, pero según sus pronósticos peligra la barrera del 50% de participación. Hace cuatro años, el 56% de los catalanes acudieron a votar, por lo que un 50% o menos supondría un fuerte castigo de la ciudadanía, que sigue expresando, encuesta tras encuesta, una gran desconfianza hacia sus políticos. Hasta el punto de que el 74,3% asumen la frase de «los políticos sólo buscan el beneficio propio», y el 77,9% están en desacuerdo con la de «creo que los políticos no tienen en cuenta lo que piensa la gente», según el último sondeo del CEO.
1397124194 Voto en blanco. Este «malestar» y «desasosiego», del que habla Colomé, se demuestra en el hecho de que hoy por hoy, en función de los estudios que maneja este organismo dependiente de la Generalitat, la tercera fuerza política de Cataluña sería el voto en blanco. «Es un serio toque de atención de una importante parte de la población que quiere votar, pero no le satisface ninguna opción», apunta.
Aunque la corrupción está salpicando a diestro y siniestro -”de forma resumida podría decirse que el caso Millet afecta a CiU y el caso Pretoria al PSC-”, Colomé opina que históricamente el votante de izquierdas ha sido más implacable con la corrupción que el electorado de derechas.