«Soy fumadora psicológica»
Los oncólogos y los expertos de la Comisión Nacional para la Prevención del Tabaquismo advierten de que cualquier estrategia para la deshabituación tabáquica tiene que prestar especial atención a las mujeres, población en la que está aumentando la incidencia de los tumores de pulmón. A la terapia de la deshabituación de la Asociación Española Contra el Cáncer en León acuden media docena de mujeres. Belén González Burón es una de ellas. Lleva tres meses sin fumar tras tomar la decisión de que no quería continuar su vida dependiendo del tabaco, «tenía una enorme dependencia, y sigo teniéndola», reconoce. Recuerda la fecha exacta en que decidió no coger ningún cigarro: «llevo sin fumar desde el 29 de enero». Fumaba dos paquetes y medio diarios, «me llamaba la mujer de una mano» porque la otra la tenía siempre ocupada con un cigarro. «Lo dejé hace cuatro años, por mi cuenta, pero recaí», afirma. Dice que no se considera ex fumadora, «sigo fumando mentalmente. No fumo, pero psicológicamente soy fumadora». Lo que más echa de menos es la primera aspiración de humo. «ahora tengo apoyo, puedo venir y preguntar. El grupo te ayuda, pero la responsabilidad es de uno mismo».
A las mismas sesiones acuden cada jueves Teresa Ferreras. «Dejé de fumar el 4 de enero» -”recuerda con exactitud la fecha, como si contara cada días los minutos y segundos ausentes de nicotina-”. La gripe A tuvo la culpa, «se me complicó», explica, y tras superar el susto decidió acudir a terapia, «vine el primer día convaleciente de la gripe, no quería sentirme tal mal». Pero el tabaco es una compañía difícil de abandonar, «volví a fumar hace unos días dos cigarros en una comunión y me sentí tal mal por haber caído que me quería morir». Pero estas cosas pasan y no hay que desanimarse. Lo sabe bien el psicólogo de la asociación. El 50% de los que asisten a los grupos dejan de fumar durante los tres meses de terapia, pero un 20% recae antes de los seis meses. «Desde el minuto cero ví ventajas, soy yo, y sólo yo, la responsable de fumar o dejar de fumar».
Para vigilar la evolución de las personas acudir al curso de deshabituación, la Asociación Española Contra el Cáncer hace un seguimiento al mes, tres y un último a los seis meses. No es fácil, pero tampoco imposible. La voluntad es lo único que funciona y para reforzarla existen métodos que conocen muy bien los terapeuta. Teresa dejó de fumar hace años durante seis meses, «pero ahora tengo apoyo».