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Cinco años para multiplicar casi por diez el beneficio

León

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El Plan de Viabilidad elaborado por la consultora KPGM para la nueva caja de ahorros contempla un proceso de ajuste que culminará en cinco años, y que permitirá que para entonces la entidad tenga un beneficio que supere en casi nueve veces al que suman actualmente las dos cajas en proceso de fusión. Para ello deberá afrontar un duro proceso de ajuste, en un entorno que no es el más favorable: los mercados internacionales no se lo pondrán fácil a las entidades, el paro y la lenta recuperación incidirán en la morosidad, las nuevas exigencias en dotaciones repercutirán en las cuentas de resultados y los movimientos de integración se mantendrán en el futuro.

De momento Caja España de Inversiones, Salamanca y Soria tiene cinco años para devolver a Fondo de Reordenación Ordenada Bancaria (FROB) los 525 millones de euros que ha solicitado, con un tipo de interés del 7,75% más el 0,15% anual. Un fondo de rescate para sanear cuentas, sí, pero muy caro. La previsión es que se devuelvan 350 millones de euros al cuarto año, y los 175 restantes en el quinto ejercicio de vigencia el plan.

El caso es que con esta ayuda se prevé que el beneficio neto de la nueva caja en el 2015 sea de 365 millones de euros, con un balance de 45.953 millones de euros. Esto supone ganar casi 500 millones de euros, frente a los 49 millones que han sumado las dos cajas en fusión en el ejercicio del 2009. Para cumplir el objetivo el ratio de eficiencia tiene que mejorar del 75,4% actual al 46,8%; mientras que la rentabilidad de los recursos propios pasaría del 2,2 al 12,7% en el plazo fijado de cinco años. Además, la solvencia debería mejorar también.

A parte de estas mejoras en sus márgenes y gestión, para lograr los resultados las dos cajas deben llevar a cabo un proceso de desinversión que afectará tanto a sus participaciones financieras como a las no financieras; y sobre todo al importante volumen de inmuebles que acumulan. En total, se calcula que conseguirán unos 2.000 millones de euros de plusvalías.

De momento, en los últimos meses las dos cajas han procedido a la venta en bolsa de su participación en el gigante agroalimentario Ebro.

De cara al futuro el director general de la nueva caja, Lucas Hernández, ya adelantó cuáles serían las líneas de actuación para cumplir los objetivos y alejarse de las políticas inversoras que han resultado más dañinas para las entidades. La caja dejará en segundo plano a las grandes empresas y las instituciones y se ceñirá a su modelo de negocio tradicional, rigiéndose por el principio de asumir un riesgo bajo.

La actividad de la caja se centrará en su negocio tradicional, de banca personal; y buscará apoyar a las pymes, mientras reduce su exposición al segmento promotor y constructor.

Al tiempo, las dos entidades deberán afrontar por un lado el previsible incremento de su ya elevada morosidad, y por otro la pérdida de depósitos y cuota de mercado a la que se están viendo sometidas en los últimos meses.

Todo ello en un entorno que prevé mayores dificultades para el próximo año, por la situación general del mercado financiero y sobre todo por las mayores exigencias del Banco de España, dispuesto a que el pinchazo inmobiliario aflore de una vez en las cuentas de resultados para no tener más sorpresas desagradables en el futuro.