ETA vive el peor momento de sus 51 años, con más presos que nunca
La banda está en bancarrota, con una división latente y sin jefes con experiencia
El pasado jueves Fermín Martínez, Artzai Santesteban y Zuriñe Gogenola, tres de los nuevos activistas de ETA que figuraban en las listas de los más buscados del Ministerio del Interior, se dejaron «cazar» en Roma tras pasar medio año de rocambolesca huida por Europa sin que nadie en la banda pudiera hacerse cargo de ellos tras su fuga el pasado noviembre cuando escaparon al último gran golpe a la cantera terrorista. Al final, prefirieron entregarse ante la imposibilidad de tomar las armas. La debilidad del otrora omnipresente aparato de acogida es la última evidencia de la descomposición de ETA, pero no es la única: el colectivo de presos engorda día a día, la disidencia en las cárceles crece a ritmo exponencial, los atentados son esporádicos, los jefes caen uno tras otro, las listas de -˜liberados-™ menguan como nunca, el acoso internacional acogota por todos lados. Así las cosas, el manido mantra de que «estamos más cerca del final de ETA», repetido con machaconería por los cinco últimos ministros del Interior durante los últimos 14 años, parece tener visos de ser algo más que un deseo. ¿Es el final de trayecto de una banda con 51 años de historia de sangre?
Tregua tácita. El rumor de que la banda está cerca de declarar una tregua tácita o explícita se hace más fuerte conforme la disidencia en la calle y, sobre todo, en las cárceles aumenta. La apuesta decidida de Alfredo Pérez Rubalcaba por romper a ETA desde las prisiones, en la que él no creía a su llegada al Ministerio, da ahora los mejores frutos y la cúpula terrorista lo sabe, pero se ve impotente para frenar la sangría. Son ya cerca de medio centenar de presos los que, de una forma u otra, han roto con la organización e, incluso, han firmado los cuatro puntos que Interior exige para que se incorporen al grupo de arrepentidos: condena de la violencia, perdón a las víctimas, asumir la responsabilidad civil de sus atentados y colaboración con la justicia. Por las tres cárceles en las que Instituciones Penitenciarias concentra a estos díscolos, Villabona, Zuera y Nanclares, han pasado cerca de un centenar de presos en los últimos meses. Unos movimientos que forman parte de una dinámica de continuos traslados de reclusos terroristas que se ha intensificado. Sólo entre mayo y junio, 72 miembros de ETA han sido alejados o acercados, la décima parte de la población reclusa de la organización que está repartida por España, Francia, Portugal, Inglaterra y, desde esta semana, Italia.