Reportaje | A. G. Puente
Laciana, varada en vía muerta
Villablino representa el paradigma de municipio leonés castigado por las sucesivas reconversiones: desde mediados de los noventa ha perdido 5.000 habitantes
Las cifras hablan por sí mimas: desde mediados de la década de los noventa hasta la actualidad los catorce pueblos que integran el municipio de Villablino, o lo que es lo mismo, el valle de Laciana, han perdido 5.000 habitantes. Así lo recuerda su alcaldesa, Ana Luisa Durán, quien evidencia con estos datos «el sufrimiento de una cuenca que ha soportado importantes reestructuraciones del sector».
Cree que si las minas cierran en el 2014, como pretende la Unión Europea, todos «tendremos que hacer la maleta para irnos a otro sitio; es una auténtica barbaridad».
En Villablino 1.300 familias viven directamente del empleo de uno de sus miembros en una mina, además de aquellos que trabajan en empresas que dan servicio a la actividad extractiva y generan puestos indirectos e inducidos. Un valle totalmente ligado al carbón, el paradigma en la provincia de una actividad que centra todo el movimiento económico.
«La propuesta de la UE es absolutamente inaceptable, aunque confío en que en el trámite parlamentario triunfe el sentido común y no salga adelante; la minería española no puede asumir esta iniciativa», recalca la regidora.
Insiste en que Bruselas debe seguir vinculando las ayudas a la reserva estratégica de la única fuente de energía autóctona del país: el carbón.
Muestra, además, su «tristeza» ante la «capacidad» de la Unión Europea de «arbitrar ayudas para evitar que desaparezcan especies en vías de extinción y «quiera liquidar sin pestañear un sector tan imporante; es una barbaridad auténtica».
Ana Luisa Durán exige que se se comience ya a quemar carbón nacional en las térmicas ante la situación agónica que atraviesan la empresas y la amenaza de impagos que ya cierne sobre los trabajadores el mes que viene.
«Deben mantenerse las economías de las comarcas que dependen del carbón. Las empresas no tienen ingresos, mientras que las térmicas compran carbón de importación y el autóctono sigue amontonándose».