Rodiezmo no llora por Zapatero
Los habitantes del pueblo leonés acogen indiferentes la ausencia del presidente del Gobierno en la fiesta minera que se celebrará a primeros de septiembre
No habrá discurso de José Luis Rodríguez Zapatero ante la parroquia minera y sindical asturleonesa el primer domingo de septiembre. No este año, al menos. Desde hace una semana la noticia ha soltado tinta suficiente para anegar Rodiezmo de la Tercia y sepultar a sus habitantes, si no fuera porque la realidad a ras de suelo, despojada de farfolla política y mediática, devuelve las cosas a su cauce.
«Él sabrá lo que hace. Si viene, bien, si no, también». Nicanor Castañón habla el primero y sentencia como fuente de autoridad. Las canas pesan -”«para el 2 de octubre serán 79 años»-” y los demás feligreses de La Tercia, el bar de Rodiezmo, acaban coincidiendo con su convecino. ¿La ausencia del presidente del Gobierno? Ni bien ni mal, ni fu ni fa. Cada «curticero» -”el mote gentilicio que les distingue de otros pedáneos del municipio de Villamanín-” lo sentirá a su modo en su corazoncito, pero ante el forastero la mayoría se encoge de hombros.
Hay quien le ve hasta ventajas prácticas. «Cuanto menos bulto más claridad. Menos parafernalia de seguridad, la escolta, los inhibidores (de frecuencias), que acojona, la verdad», dice otro parroquiano en busca del aperitivo.
Resulta que los cimientos de este pequeño pueblo del norte de León y sede de la Fiesta Minera del Soma-FIA-UGT desde hace tres décadas, no se han removido.Y eso que la era ZP ha hecho de Rodiezmo un foco informativo de primer orden, el banderazo de salida de cada curso político.
A los políticos les gusta instaurar ritos, sobre todo cuando están en el poder. A menudo en verano, cuando la sequía informativa estival otorga una resonancia inédita a cada palabra. Titulares seguros para solaz de los medios. José María Aznar iba a Quintanilla de Onésimo (Valladolid) a jugar al dominó y darse un baño de paisanaje a finales de agosto. Allí soltaba su particular oráculo para los meses venideros. Los michirones de Federico Trillo eran otro clásico del verano en Cabo de Palos (Murcia) y más allá. Alfonso Guerra también se ha dado baños de masas en fiestas obreras durante décadas y este año cuentan con él en Rodiezmo. Felipe González siempre fue más despegado para estas cosas.
La décima. La del 5 de septiembre habría sido la décima visita de Rodríguez Zapatero como líder del socialismo español, más otras asistencias en tanto que diputado por León. Aquí era, hasta ahora, donde el jefe del Ejecutivo renovaba sus votos más rojos, los del PSOE más obrero, más transformador. En Rodiezmo se le notaba cómodo entre los suyos, con La Internacional como banda sonora. Venía a gusto, aunque los clientes de La Tercia no pueden decir que le hayan visto mucho el pelo. «Aquí no entró nunca», dice Silverio. «Llegaba en coche y los últimos años en helicóptero, soltaba el mitin y de la misma marchaba», confirma Mª Antonia, su mujer.
José Ángel Fernández Villa, el secretario general del Soma-UGT y verdadera alma mater del acto de Rodiezmo, insistía esta semana en que Zapatero «siempre tendrá la puerta abierta». Fernández Villa es un férreo defensor de la hermandad entre UGT y el PSOE caiga quien caiga, pero fue Cándido Méndez, secretario general de la UGT federal, quien forzó la espantada del líder socialista. «Yo no lo he concebido (la presencia de ZP en Rodiezmo) en ningún momento», contestó.
Con polémica o sin ella, una cosa es segura. «Habrá fiesta», garantiza Nicanor. En sus tiempos de alcalde él autorizó el uso de una vasta campa entre el pueblo y el frente montañoso que rodea la vega. La lucha obrera ocupa sólo una pequeña parte del sarao. Más de un centenar de puestos de comida y bebida, tenderetes de ropa, de productos regionales, animan la romería popular.
Aclarado. Rodiezmo sobrevivirá a la ausencia del jefe del Ejecutivo el próximo 5 de septiembre.
No habrá lágrimas por la ausencia de Zapatero pero Rodiezmo seguirá ahí cuando el inquilino de Moncloa quiera regresar. Cuando soplen mejores vientos.