Crónica | a. gaitero
Un filón sin explotar
Las Omañas, Las Miédolas y las minas del valle Gordo requieren de una «investigación profunda» y excavaciones arqueológicas según los expertos
«¿Minas de oro romanas en Omaña?» Todavía hay quien se hace esta pregunta porque la explotación romana del oro en León, más allá de Las Médulas bercianas, es poco conocida. Y está poco estudiada, aunque figura en todos los mapas elaborados por los principales estudiosos del tema, desde los sabios locales a las eminencias extranjeras como Claude Domergue.
Lo cierto es que en Omaña hay restos romanos de yacimientos auríferos primarios, como los que se localizan en el valle Gordo, minas sobre roca explotadas a cielo abierto y probablemente algunas subterráneas en las entrañas del Suspirón, aún sin descubrir, y otras explotaciones de relevancia como Las Miédolas y, particularmente, Las Omañas.
Las Omañas son para el ingeniero Roberto Matías, es la más grande del mundo en la tipología de explotación «en peines», la misma que se utilizó en Los Tallares de Castrocontrigo y Las Moraceras de Lucillo-Priaranza de la Valduerna. «En investigación está casi todo por hacer y todavía hay mucha confusión con las redes hidráulicas», añade.
La arqueóloga María Luz González quiere impulsar un estudio «en profundidad» de la minería romana en Omaña y con el tiempo «realizar alguna excavación arqueológica». La confirmación de la existencia de minería subterránea del oro en Omaña es otro de los puntos de interés para el ingeniero Roberto Matías.
Luis Frechilla, autor de los paneles y de los dibujos que recrean la presa Antigua a su paso por el Alto del Pando y la explotación El Pozo de La Cava, señala que en el valle Gordo la población «sabe de la existencia de los canales y de las minas romanas desde hace tiempo, aunque se ha llegado a convertir casi en una leyenda porque sólo se intuyen sobre un terreno cubierto de vegetación».
En este sentido, valora la recuperación de sendas antiguas parac onvertirlas en rutas de senderismo cortando los canales romanos en algunos puntos de modo que el caminante pueda hacerse una idea de lo que supusieron estas explotaciones auríferas. En el Alto del Pando, por ejemplo, pasan las sendas que van desde Torrecillo y Posada de Omaña hasta la ermita de La Virgen de la Casa o Peña Furada. «En el panel verán la recreación del canal que estaba formado por muros de piedra a ambos lados de la solera y que ahora se ve como una depresión de terreno en la que no crece el matorral, supuestamente porque al tener piedras enterradas hay poco terreno disponible».