Rasmussen rebaja el asesinato de los españoles a «incidente aislado»
A veces el significado de una palabra en otro idioma juega una mala pasada al orador, pero esta vez parece que no hay duda de que su protagonista, Andres Fogh Rasmussen, quiso decir lo que dijo.
Durante la conferencia organizada ayer por la mañana por el Real Instituto Elcano, el máximo responsable del Otan definió el asesinato de los dos guardias civiles y su intérprete el pasado 25 de agosto en Afganistán como un «incidente aislado». Lo hizo en dos ocasiones. Una para reconocer el papel que están desempañados los agentes en la formación y adiestramiento de policías y militares afganos, y otra para expresar las condolencias al Gobierno español y sus familiares.
Su interpretación del ataque suicida sonó como un exabrupto entre algunos de los asistentes a la conferencia, repleta de diplomáticos y analistas internacionales. Más si cabe porque detrás de la visita de Rasmussen, la primera desde que llego al cargo en abril de 2009, se escondía precisamente su intención de solicitar al Gobierno más guardias civiles para formar a policías y militares afganos.
El «incidente» de Rasmussen causó confusión y horas después, en la rueda de prensa con Zapatero en La Moncloa, algún portavoz debió de avisar al secretario general de la inconveniencia de sus palabras y rectificó a su manera. Aclaró que «fue tanto un atentado terrorista como un incidente», y añadió que aunque se trata de un «evento trágico», la Alianza considera que se trata de un «evento aislado» porque es muy poco frecuente que el chófer de un jefe de la policía infiltrado perpetre un ataque suicida de esas características. Pese a ello, pidió más agentes para concluir cuantos antes las tareas de formación.