El Gobierno marroquí califica la visita de Rajoy a Melilla como «provocadora»
Rabat cree que el viaje del presidente del PP programado para hoy es un «ataque a la dignidad y al sentimiento nacional» de Marruecos y al «espíritu de amistad»
Rajoy conversa con Federico Trillo durante la sesión de control al Gobierno.
El primer ministro marroquí, Abbas El Fassi, rechazó ayer la visita de Mariano Rajoy a Melilla, prevista para hoy, jueves, y la calificó de «provocadora». En una carta dirigida al líder del Partido Popular y difundida por la agencia de noticias MAP, El Fassi consideró el viaje «un ataque manifiesto a la dignidad y al sentimiento nacional» de los marroquíes. No obstante, Rajoy acude a Melilla para participar en los actos conmemorativos de los 513 años de la incorporación de la ciudad norteafricana al Reino de Castilla.
En calidad de secretario general del partido nacionalista Istiqlal, el primer ministro marroquí aseguró que es «un comportamiento que va en contra del espíritu de amistad y los principios de buena vecindad y respeto mutuo con las relaciones francas y sinceras entre los dos países». En su mensaje a Rajoy, El Fassi reiteró su llamamiento a «un dialogo sereno y responsable en vistas de poner fin a la ocupación de las ciudades de Ceuta y Melilla».
La visita del líder popular se produce un mes después de la crisis vivida en Marruecos tras las denuncias de actuaciones «racistas» de ciudadanos marroquíes a la policía nacional. Una denuncia que derivó en bloqueos comerciales a la ciudad autónoma durante varios días. El clima de tensión fue tal que obligó al Rey don Juan Carlos a intervenir con una llamada a su homólogo alauí para calmar los ánimos.
Después de dos semanas de conflictos ambos Gobiernos dieron por zanjada la polémica después de un encuentro entre el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el rey marroquí Mohamed VI en Rabat que culminó con un acuerdo de cooperación conjunta. Pero ahora el primer ministro marroquí advirtió de que «este viaje -”de Rajoy-” no hará sino empañar el clima cordial que prevalece entre los dos países».
Consciente de la necesidad de mantener una buena relación con el país magrebí, el Gobierno intentó en agosto, como lo hace siempre que surge un conflicto con el país vecino, quitar -˜hierro al asunto-™ en relación a los incidentes. Pero, días después de que las aguas volviesen a su cauce, el ex presidente del Gobierno José María Aznar se plantó en Melilla por sorpresa.
Sin contar con el Ejecutivo y sin el consentimiento de su propio partido, Aznar se paseó por el epicentro del conflicto -”el punto fronterizo de Beni Enzar-” acudió al puesto de control español y se entrevistó con el presidente de la ciudad autónoma, el popular Juan José Imbroda.
Esta iniciativa desató una cadena de críticas y la indignación del Gobierno que fue materializada por el ministro de Fomento José Blanco, quien aseguró que no conocía «ningún ex presidente de ningún país que sin consentimiento de su Gobierno haga esto».