ETA recurrió a quemados para Ekin
El CNI y la Guardia Civil conocieron la refundación en el 2009 sólo dos días después de la primera reunión
La nueva Ekin, la nueva «bizkar hezurra» (columna vertebral) de la izquierda abertzale como gustaban llamarse, nació en realidad muerta. Entre los invitados de excepción del alumbramiento en el invierno del 2009 del refundado aparato político de ETA estuvieron desde el principio agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y de la Jefatura de Información de la Guardia Civil. Los mismos que el martes desarticularon la nueva cúpula política con la detención de sus nueve dirigentes a los que habían seguido durante meses a cerca de 50 reuniones en bares, cafeterías, bibliotecas, asociaciones juveniles.
Y es que la nueva estrategia secreta de ETA para recuperar el control del mundo radical independentista era todo menos secreta. Según desvelaron ayer mandos de la lucha antiterrorista, la banda terrorista se vio abocada a recurrir al top ten de sus activistas más quemados -”fichados con largo historial delictivo-” ante la imposibilidad de contar con otros militantes de confianza que estuvieran en libertad.
Los elegidos para constituirse en los nuevos «guardianes de la ortodoxia» etarra en el mundo aberzale debían de ser suficientemente conocidos para los dirigentes de la banda y la lista de candidatos se limitaba a un puñado de nombres, todos con antecedentes.
Aún así, en las últimas semanas del pasado año la cúpula terrorista dio luz verde a que esos quemados lideraran la refundación de Ekin tras casi una década en estado durmiente . El detonante de esa arriesgada decisión -”apuntan los informes-” fue la desarticulación de Bateragune. La plataforma auspiciada por Arnaldo Otegi y Rafael Díez Usabiaga, desmantelada en octubre del 2009, no tenía el visto bueno de los más duros de la banda y, tras caer el proyecto en desgracia se buscó otra vía.