Diario de León

Zapatero exige al PSOE que pase a la ofensiva tras el respiro presupuestario

El presidente apuntala con Coalición Canaria los apoyos para las cuentas públicas

Zapatero saluda al presidente canario Paulino Rivero, a su llegada al Palacio de La Moncloa.

Zapatero saluda al presidente canario Paulino Rivero, a su llegada al Palacio de La Moncloa.

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colpisa | madrid

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José Luis Rodríguez Zapatero acudirá tranquilo hoy al debate sobre las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos del 2001. Sabe que cuenta con 178 votos para rechazar las cinco peticiones de devolución al Gobierno del proyecto, y lo que es más relevante, esa misma mayoría absoluta servirá para aprobar las cuentas públicas cuando se produzca la votación definitiva en diciembre. El jefe del Ejecutivo amarró ayer el respaldo de Coalición Canaria tras reunirse con su líder y presidente del Gobierno insular, Paulino Rivero, en La Moncloa.

Tras meses de tiras y aflojas, los números cuadran para los socialistas. Cuentan con los votos de sus 169 diputados, los seis del PNV, los dos de los nacionalistas canarios y el de Unión del Pueblo Navarro para aprobar los Presupuestos más delicados de la legislatura. Son las cuentas que dan sustento normativo a las medidas de ajuste del gasto público y a las decisiones para afrontar la crisis, su aprobación va a evitar un adelanto electoral al que el presidente del Gobierno estaría abocado si no llega a contar con apoyos para aprobarlos.

La operación ha dado un respiro a los socialistas. «Zapatero dijo que se ocuparía de este asunto y lo ha hecho, aunque sea en el último minuto», señaló ayer un miembro de la ejecutiva socialista tras la reunión de cada lunes. Una buena noticia después de la huelga general, el batacazo de las primarias, los nefastos pronósticos electorales, la rebaja de la calificación de la deuda por parte de Moody-™s o el amago de rebelión interna protagonizado por el presidente castellano-manchego, José María Barreda.

Con este logro en su haber, el presidente del Gobierno se sintió ayer legitimado para exigir a los suyos que aprovechen que haya sido capaz de abrir una ventana cuando todas las puertas parecían cerradas y se lancen a una ofensiva de explicación para contrarrestar el rechazo generado por su política económica. «Ahora no debemos detenernos ni un minuto -resumió después la secretaria de Organización del partido, Leire Pajín-; titubear o salirnos de la hoja de ruta sólo serviría para perder tiempo».

El jefe del Ejecutivo es consciente, aún así, de que su jugada ha dejado en una situación difícil al lendakari Patxi López, que ha visto no sólo como el PNV capitaliza una baza que le podría haber correspondido -la del amplio desarrollo del Estatuto de Gernika-, sino que además le asesta un golpe con un asunto en apariencia anecdótico, pero con alta carga política en Euskadi: la ampliación del museo Guggenheim, querida por los nacionalistas y rechazada por los socialistas. Según fuentes de la dirección del PSOE, Zapatero dedicó este lunes unas palabras de reconocimiento al líder del PSE por su comportamiento «ejemplar» y afirmó que todos los socialistas deben estar «orgullosos» de él.

Nadie mostró en la reunión de la dirección socialista su oposición a los acuerdos, pero sí hubo silencios significativos y demandas específicas.

Unos minutos después, Zapatero se reunía en el palacio de la Moncloa con el presidente de Canarias, para sellar el pacto. Paulino Rivero, que en las últimas horas de había mostrado reticente a dar su apoyo por las buenas, dio por superados sus reparos y anunció, en una rueda de prensa posterior, que había llegado a «un buen acuerdo» y a un pacto nada menos que «histórico».

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